En el año de 1920 abrió sus puertas El Faro en la conocida y concurrida zona roja de la ciudad. Don Inés Estrada funda una tienda de conveniencia con un cuarto pequeño, con capacidad para apenas cuatro personas, en donde los clientes podían beber una deliciosa “Prodigiosa”.
El nombre de este emblemático lugar es debido a que las personas al caminar por la calle 16 de septiembre, en el centro de la ciudad, veían a lo lejos únicamente y justo a un lado del local un faro alumbrando su camino, es así como se acostumbraron a decir “Vamos al faro”.
Esta cantina fue una de las primeras en contar con la licencia de venta de destilados en 1923. Por ello fue imposible moverla de dirección, tal como le sucedió a otras tantas tabernas ubicadas en la zona que ahora se encuentran en las afueras del centro.
En 1950, sorprendentemente Amalita y Margarita —hijas de don Inés— adquieren las riendas de El faro, siendo este un dato curioso, ya que debido a las costumbres arraigadas de la población, en aquella época era casi imperdonable ver a una mujer bebiendo dentro de estos lugares.
“Podríamos estar hablando de las primeras bartenders, no sé si de México, pero seguro de Querétaro”, compartió Herson Medina, bartender de El Faro.
Con el tiempo, ambas mujeres se ganaron el cariño y, sobre todo, el respeto de sus clientes.
Doña Amalita continuó con la tradición del lugar hasta sus 87 años, pero cerró el establecimiento hasta que Christian Cortés y Daniel Terrazas compraron la licencia con la intención de no dejar desaparecer un lugar histórico.
“Cuentan que Amalita era toda una señorita, pero que por su puesto tenía su carácter para poder atender a los hombres que venían”, comentó Christian Cortés.
Actualmente, El faro está por cumplir dos años de su reapertura, ha sido remodelado y ampliado. Pero, sin duda, no ha perdido su esencia como una cantina con la barra y contrabarra originales, además aquí prevalece un ambiente de música baja para que los clientes puedan pasar un rato tranquilo y agradable platicando así como conociendo nuevas personas.
“Han venido señores que nos cuentan que de niños venían, pero que no los dejaban entrar, ahora llegan con sus hijos o nietos”, expresó Christian.
Dándole vida a este histórico y emblemático lugar, Christian y Daniel han implementado galerías de artistas queretanos, pero no de sus creaciones sino de sus colecciones privadas. Por lo que cada mes, El faro se ilumina con diferentes obras de arte, en esta ocasión podrás disfrutar de Board dripper.
Un detalle importante de la nueva etapa de El Faro es el tacto que los encargados tienen para manejar el correcto consumo de bebidas. Tanto Christian, Daniel como Herson implementan diferentes tácticas para evitar que los clientes pasen un mal rato, desde leyendas dentro y fuera del local o, bien, por medio de sencillas acciones como servir a los consumidores agua entre trago y trago.