Vicente Fernández reapareció en público luego de su operación para extirparle un quiste canceroso. Con lentes oscuros, tejana, sin bigote y un poco más de abdomen el cantante prometió no sólo retomar su gira de despedida sino seguir tomando tequila en sus conciertos. “Cuando me invita la gente, yo no puedo negarme”. Luego matizó: “Pero también puedo tomar coca con agua, como si estuviera fichando”.

Chente llegó a una conferencia de prensa junto con sus tres médicos. Comentó: “No soy eterno, no tengo miedo, pero sí temor a Dios porque soy un hombre creyente, por lo cual espero en su momento rendir cuentas al señor”.

Advirtió que tendrá que esperar una convalecencia de dos meses y medio, por órdenes médicas, para regresar el 15 y 16 de febrero a cantar y festejar sus 73 años.

“Si dije que me retiro, pues me retiro, no le voy a hacer al güey. Voy a cumplirle a mi público antes de que me lleve la tostada, y no estaré buscando regresar cuando no pueda y que me lleven en silla de ruedas”.

Reveló sus deseos de tener conciertos de despedida en cada estado del país. “Ya platiqué con algunos gobernadores para que busquen patrocinios y que ellos busquen organizar una presentación gratuita porque es caro mover a 60 o 70 personas, con todos los aparatos”, dijo.

Vicente dio a conocer que tenía una “bolita” en el hígado el lunes 22 de octubre. El 8 de noviembre lo operaron en Illinois ya que en Houston tuvo experiencias que no le gustaron. “Ahora lo hicieron con un robot que me metió sus aparatos por unos agujeritos para no abrirme, si lo hubieran hecho no cantaría más. Fue una intervención peligrosa de 12 horas y recuerdo que iba cantando rumbo al quirófano; les dije a los doctores ” órale, cabrones, ya empiecen”, pero ya habían terminado”.

Vida normal

Gustavo Cruz Santiago, especialista del Hospital Ángeles del Pedregal, con 35 años de experiencia en gastroenterología, indicó que “El Charro de Huentitán” puede hacer su vida normal, pese a que se le retiró una parte del hígado.“Ese órgano tiene un enorme potencial y por esa razón un padre puede donarle la mitad del suyo a su hijo y vivir sin problema.

“Si el resto del hígado es sano, puede consumir su dieta normal, sin problema alguno”, destacó.

Cruz Santiago subrayó que por rutina, Fernández debe someterse a estudios cada seis meses, para detectar cualquier recaída.

“Eso pasa con cualquier cáncer, en cinco años un paciente puede recaer, existe el riesgo”, puntualizó.

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