Desde que los españoles introdujeron la práctica de preparar y representar el nacimiento de Jesús en Belén, los artesanos indígenas y mestizos aprendieron a elaborarlos con técnicas europeas; poco a poco y de un modo sutil estamparon elementos de su propia tradición. Actualmente, esa tradición continúa siendo representada por una gran variedad de manos mexicanas que con delicadeza y habilidad plasman en cada una de esas piezas la alegría de esta festividad.

Los hay en miniatura, grandes, pequeños y gigantes; de diferentes formas y materiales, como barro, madera, palma, cerámica, papel, textil, hojalata, raíces, hojas, flores, conchas y caracoles, hueso, metales y otros elementos determinados, en gran parte, por el entorno y las tradiciones donde las piezas se elaboran.

En México, explica Amparo Rincón, jefa del Departamento de Colecciones del Museo Nacional de Culturas Populares, la producción artesanal es muy variada ya que el artesano utiliza todos los recursos naturales a su alcance, por lo que sus obras están determinadas por su entorno, tradición, cultura y costumbres. “Los nacimientos van a ir cambiando de acuerdo con las región que los produce y de acuerdo con la tradición del pueblo que los representa”, dice.

Entre ese gran mosaico de representaciones, tamaños y formas destacan algunos nacimientos que por su creatividad, calidad artística o histórica forman parte de colecciones museísticas o particulares.

Amparo Rincón, especialista en arte popular, enlista piezas singulares que el Museo Nacional de Culturas Populares resguarda en su colección de más de 30 nacimientos, algunos de los cuales se pueden apreciar en la exposición De Posadas, Nacimientos y Reyes. Navidades en México, exhibida en ese recinto hasta febrero.

Entre esta colección destaca el nacimiento “Campanas de tradición”, donada al museo por la familia del ex presidente Ernesto Zedillo en 2000. El conjunto está compuesto por más de mil piezas elaboradas por artesanos de Tlaquepaque, Jalisco, e incluye figuras que representan desde la escena de nacimiento de María hasta la visita de Jesús en el Templo.

Otra de las piezas es el “Nacimiento en caracol y concha”, de Socorro Sánchez Murguía, del DF. Se trata de una pieza totalmente elaborada con elementos marinos, algunos en miniatura. También destaca una singular pieza pequeña de barro, decorada a mano por artesanos de Santa María Atzompa, Oaxaca, ya que cada una de las figuritas refleja los rasgos característicos de esa comunidad.

Grandes firmas

La colección también tiene nacimientos creados por maestros artesanos reconocidos. Destaca uno de tres figuras de cera, de Marco Antonio Miranda, de Salamanca, Guanajuato, considerado uno de los mejores artesanos en cera de México; uno en madera, de Agustín Cruz Tinoco, de Oaxaca; otro de cerámica, de Irma García Blanco, así como un nacimiento representado en un árbol de la vida, del artesano Alfonso Soteno, de Metepec, Estado de México.

Aunque la producción está determinada por los materiales de las regiones, Amparo Rincón y la antropóloga Lilia Cruz coinciden en que los estados con mayor producción de nacimientos son Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Guanajuato.

De Michoacán destacan las piezas elaboradas en caña o las moldeadas en cera de abeja, como el nacimiento que el artesano Jesús Ayala Heredia llevó este año hasta el Vaticano. Un conjunto de 17 piezas esculpidas en cera de abeja que reflejan los rasgos de la etnia indígena purépecha.

Otras obras que representan esta tradición cristiana están en diferentes colecciones de arte popular, como Fomento Cultural Banamex y el Museo de Arte Popular, o particulares, como la de Teresa Pomar, impulsora del arte popular en México. Una selección de nacimientos reunidos por Pomar se expone en el Museo Casa del Risco, en el Centro Cultural Isidro Fabela, en la exposición Natividad Mexicana. Nacimientos, posadas, pastorelas y algo más.

La antropóloga Lilia Cruz, curadora de la exposición que está integrada por más de 180 nacimientos de diferentes tamaños, técnicas y materiales, comenta que la exposición refleja la variada producción artesanal que existe en torno a esta tradición popular. Y aunque la muestra sólo exhibe una parte de los nacimientos de la colección de Teresa Pomar, es posible ubicar algunos que destacan por su creatividad y el uso de los materiales utilizados.

Hay un nacimiento, de autor no identificado, proveniente de Xico, Veracruz. Se trata de una serie de figurillas de hoja de maíz adornadas con materiales diversos, sostenidas sobre un tronco de madera. “Lo interesante de la pieza es que a un lado tiene a Adán y Eva, con una serpiente gorda y luego el nacimiento clásico con todos los elementos. Es muy ingenuo, pero muy alegre”, comenta Cruz.

Además destaca un nacimiento hecho con una flor seca de Oaxaca que reproduce la Basílica de Nuestra Señora de la Soledad. “Está elaborada con una flor llamada inmortal porque se seca y queda como cartoncito. Se usa en Oaxaca para fachadas o arcos de iglesias”, dice la antropóloga.

Suntuosos, sencillos, de gran tamaño, pequeños o numerosos ¿cuál es el mejor? Lilia Cruz considera que el mejor es aquel que cada uno tiene en su hogar, ya que es el que “tiene nuestro amor, nuestro sabor y nuestra propia historia”.

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