Conciertazo el de La Rumorosa Blues Band que se organizó en el teatro del Museo de la Ciudad para presentar su disco debut “Tómese poco a poco”.
Disco que llega con una advertencia como título, como si fuera mezcal del fuerte o jarabe para la tos. Igual se podía haber intitulado “Tómese despacito y bajo su propio riesgo”, porque el blues tiene el poder de prender el alma y mover los pies.
Recital de poco más de dos horas en las cuales se interpretaron, mayormente, los cortes del disco: “Sólo un blues” y “Me dejaste”, por ejemplo.
¿Es rock o es blues lo que escuchan los oyentes en el Teatro del Museo de la Ciudad? Las dos cosas y “a quien lo le guste se puede retirar”, dijo el vocalista.
“Nos han criticado y nos han dicho que lo que hacemos no es blues, pero nos vale madres, lo vamos a seguir haciendo”, dijo Pek Santiago, vocalista de esta banda que va por su primera década de existencia.
Blues suave con golpes secos de batería y una guitarra feroz a cargo de Poncho Ortiz, guitarra que le pone color y sentimiento a la Rumorosa.
Blues que cala hondo con esa armónica, parsimoniosa, lenta, con harto sentimiento, de César Cervantes “El Diablo”, el decano del grupo, que con barba blanca parece monje benedictino.
A darle que es blues y no mole de olla. Empieza a sonar “Cuchi Cuchi Man” de Muddy Waters en “versión Sierra Gorda”.
Los ánimos, que ya estaban prendidos, se encienden. Ya encarrilados y con ganas una versión Queretana de ZZ Top.
Fue cosa de un pequeño desperfecto, cosas de la guitarra, para que el “Che” Carlos de María se luciera con el bajo y jugara con el ritmo y el tiempo, “blues del desperfecto” lo bautizaron.
La Rumorosa presenta disco, producción que costó tiempo, esfuerzo y algo de varo. “Así que banda, por allá están los discos, pásele con su cooperación”, apremiaron los músicos.
Mientras tanto, el blues se esparcía por el espacio sideral, frío tipo navidad, para calentar cuerpos y encender los corazones. La Rumorosa Blues Band de Querétaro.
Paz y blues.