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Elegante, bella y dueña de una de las voces más privilegiadas de México, así es Guadalupe Pineda, quien tomó el riesgo de bajar del escenario para crear una disquera y una casa productora, por el deseo de hacer arte en total libertad.
“Tenía necesidad de expresar lo que yo quería, mi primer disco como productora independiente fue de arias de ópera, uno que muy probablemente ninguna disquera me hubiera grabado, y quién iba a decir que vendería 150 mil copias”, recordó Pineda.
Es así que en 2002 nacen el sello discográfico Inter-Sound y la productora Inter-Music, teniendo al frente a esta estrella que ha tenido que aprender a lidiar con la parte difícil del negocio.
“Lo que no me encanta es la parte burocrática y de oficina, a mí me encantaría cantar todo el día pero, bueno, como productora y empresaria tengo que estar en mi oficina y hacer más cosas de lo que implica para tener un escenario”.
Hacer llamadas, revisar contratos, resolver contratiempos, negociar con proveedores, entre otras cosas, son los detalles a los cuales la interprete de “Yolanda” ha tenido que encontrarles el lado amable. “Pero ya estoy en este camino, ya es un buen trecho recorrido, tengo experiencia, entonces también le vas agarrando el gusto a, mal que bien, hacer ese tipo de cosas”.
Adentrarse al negocio de la música, reconoce, le dio una dura lección que tuvo que aprender casi de inmediato. Guadalupe recordó que uno de los momentos más difíciles que vivió como empresaria fue cuando iba a iniciar la grabación de su álbum Mi corazón se abre a tu voz.
“Renté el estudio de Sony para meter a toda la orquesta, era la Camerata de las Américas, dirigida por el maestro Patrón de Rueda, un mundo de gente. Ya teníamos todo listo, y me habla el productor Eduardo Magallanes: ‘Guadalupe, hay un problema, la orquesta no se quiere meter, te exigen un aumento en el costo’, me quería morir”.
Este primer tropiezo le pasó factura. “Fue un toro muy bravo, yo no sabía a lo que me enfrentaba, tuve que ir al cardiólogo, porque dos veces se me durmió el brazo y tenía dolor de pecho; el médico me dijo: ‘es presión, estás angustiada’, ¡pues sí!, yo no sabía en lo que me metía, pero todo salió muy bien y la recompensa aquí está, 150 mil copias vendidas”, y señala uno de los reconocimientos colgados en la pared de una elegante oficina, que se ha convertido casi en un segundo hogar.
Mi corazón se abre a tu voz, Canciones de mi tierra, Un mundo de arrullos, Gracias a la vida, La voz en vivo Vol. I y II, Francia con sabor latino, Guadalupe Pineda con los tríos del siglo, A flor de piel, y recientemente Guadalupe Pineda en Bellas Artes Vol. I, que saldrá a la venta este 5 de febrero, son los frutos que ha recogido de su arduo trabajo lejos de un escenario, labor que, acepta, jamás está exenta de riesgos.
“Pero tienes que soñar, si no sueñas, estás perdido; el artista que no tiene ideas, imaginación, se va quedando de lado, aunque el precio sea a veces poner de tu bolsa”, dice.
Pero la faena diaria por ganar el sustento y la realización de los proyectos, no es ajena a ella.
“Me forjé a base de lucha, la gente luego me ve como muy elevada, no en camiones, en Metro, peleando, peleé muchos años, 10 años de mi vida para que alguien quisiera grabarme”.