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Al norte del río Saint-Charles, en la ciudad de Québec, Canadá, se encuentra el barrio Limoilou, y éste ha sido recreado por Cyrielle Tremblay, Sarah L’Hérault y Frédérique Laliberté, pero incluyendo detalles muy mexicanos, en la instalación Riviera San Carlos que se exhibe en el Museo de la Ciudad.
“Lo que quisimos hacer es la reapropiación de un espacio, un barrio que queremos mucho en Québec, que se llama Limoilou y este barrio lo trasportamos aquí, usando materiales reciclados que encontramos en la calle, que nos prestaron, son elementos que tienen huella mexicana. Entonces, la idea era crear un poco la confusión folclórica entre cosas muy quebequenses y cosas muy mexicanas, un tipo de mezcla”, explicó a EL UNIVERSAL Querétaro Cyrielle Tremblay, quien radica en Querétaro y es reconocida por su trabajo de mural y dibujo, además forma parte del equipo organizador del Festival Board Dripper.
En Québec se realizaron los dibujos que forman parte de Riviera San Carlos, y el resto de la instalación se creó en Querétaro, con materiales reciclables y algunos de ellos mantienen al descubierto la leyenda: “Hecho en México”.
Las principales calles, edificios, puentes, paisajes y personajes de Limoilou están presentes en la instalación, unidos a detalles mexicanos que son visibles hasta el techo de la sala.
“Hay como cosas muy típicas del barrio, pero que nada más nosotros lo sabemos, entonces estamos trasportando esto aquí, y la gente no sabe que es Limoilou, porque no ha ido y se encuentran aquí elementos muy mexicanos, por ejemplo los manteles, colores muy vivos, cajas escritas en español, no saben qué lugar es, y toda esta confusión es humorística al final”, agregó Cyrielle Tremblay.
Las tres jóvenes artistas, Cyrielle, Sarah y Frédérique, se conocieron mientras estudiaban la carrera de Artes y la instalación de Riviera San Carlos es el primer proyecto en el que colaboran juntas.
Frédérique explicó que, a través de esta propuesta artística, se unió la experiencia e intereses de las tres artistas, y en colectivo recrearon un barrio único.
Diferentes sensaciones disfrutará el espectador en este paseo lúdico, en el que también se incluye el sonido, porque no hay ciudad sin un sonido que la distinga.