El tenor Dante Alcalá debutó en el Palacio de Bellas Artes en 2000, con la ópera El Trovador. A la fecha ha participado en 25 títulos operísticos y se ha presentado en 17 países. Para este 2016 tiene concierto en Acapulco, en el aniversario del Museo Fuerte de San Diego. Realizará su tercera visita a Uruguay y participará en el Festival Internacional Cervantino 2016 con la zarzuela l huésped del sevillano.
En junio Dante cumplirá 16 años de carrera profesional, pero su acercamiento musical comenzó en casa, en medio de una familia que gusta de toda la música. “Crecí con mucha música, en estas reuniones bohemias familiares. Yo le heredé la voz a mi papá, todo mundo le decía que se dedicara a cantar pero nunca le gusto cantar en público. Crecí con música, escuchando de todo prácticamente, muchos géneros, entre ellos obviamente la ópera y ésta me atrapó de manera muy particular, porque es una música que toca fibras muy particulares”.
De Guadalajara emigró a Querétaro en donde comenzó a estudiar con Evangelina Núñez, y a los 17 años fue su primera aparición en público. Por cuatro años radicó en el estado, luego regresó a Guadalajara donde continuó con sus estudios vocales y después llegó a la Ciudad de México.
En la conmemoración de los 30 años del sismo de 1985 en la Ciudad de México, Dante tuvo la oportunidad de ser dirigido por Plácido Domingo, una experiencia inolvidable.
¿De las producciones operísticas en las que has participado, ¿cuál es la que más recuerdas?, ¿cuál es la que más te ha marcado?
Siempre marcan los debuts, el mío en Bellas Artes es una de las producciones que recuerdo con más cariño y por supuesto porque estuve muy arropado por grandes artistas y grandes amigos. Fue una producción muy linda porque vas con toda la ilusión a descubrir este enorme paraíso que es la ópera. Y otra de ella fue mi debut internacional, en Irlanda en el Festival de Wexford, que se hace todos los años; siempre es memorable hacer tu debut internacional. Todas las producciones han sido muy lindas y de todas tengo un grandísimo recuerdo.
¿Cómo fue la experiencia de estar con Plácido Domingo?
Trabajar con ese señorón es algo que te marca para la vida. Todos los que nos dedicamos al canto lo tenemos como un referente, el señor en sí mismo es un referente único de carrera y de vida, es quien más roles operísticos tiene cantados en la historia de la ópera y a mí me dejó una satisfacción enorme el hecho de haber podido participar en ese concierto que era conmemorando el 30 aniversario luctuoso del terremoto de la Ciudad de México. Y lo bonito fue que canté con la anuencia del maestro Plácido, cuando se iba a realizar el evento preguntó quiénes iban a ser los solistas y cuando le dieron mi nombre él dijo: Dante Alcalá, sí, lo conozco.
De alguna manera canté con su aprobación y el hecho de poder ser dirigido por él, de haber estado bajo su batuta fue una experiencia única.
Desde tu experiencia, ¿qué consideras que falta para enriquecer la labor operística aquí en México?
Creo que haría falta mayor difusión, mayores recursos económicos para poder llevar producciones operísticas a diferentes estados, hay un programa que se hizo para poder llevar estos espectáculos a algunos estados, lamentablemente no en todos se ha podido llevar. Del esfuerzo que se está haciendo y de las personas que lo están procurando hacer, han tenido sus frutos, pero sí hace falta más, porque hay muchas personas que están ávidas de poder oír ópera, ver producciones, oír conciertos, etc. Creo que nunca será suficiente porque la música es universal, porque es necesaria para el ser humano en sí, creo que si se le diera mayor difusión, si hubiera un mayor apoyo económico en lugar de que se recortara tanto el presupuesto a la cultura, cada que hay apertura de presupuesto la más castigada es la cultura siempre y creo que es la que menos debería estarlo, entonces que se hiciera esa difusión y apoyo económico para poner mucha más ópera, muchos más conciertos, más música a todos los estados y los rincones del país, esto de verdad seria otra historia.
Después de tu debut en Bellas Artes, ¿cuándo volviste a presentarte en Querétaro?
En el Auditorio Josefa Ortiz de Domínguez regresé a hacer una ópera que se llama Matilde, me invitó el director de la Sinfónica de San Luis Potosí, José Miramontes Zapata. Fue una ópera que se estrenó en el Bicentenario y es la única. Estuve en algunas producciones en 1992, pero luego de mi debut de Bellas Artes lo único que he cantado en Querétaro como producción operística ha sido Matilde y algún concierto aislado en el Teatro República, con el taller del maestro Gabriel Mijares. La verdad me encantaría poder regresar a hacer algún concierto, me encantaría regresar a hacer alguna producción en Querétaro porque es una ciudad a la que le tengo un enorme cariño, la llevo en el corazón porque ahí pasé momentos de mi vida maravillosos.