En México, ya es una tradición recibir al equinoccio con rituales o prácticas en zonas arqueológicas debido al vínculo arcaico y espiritual con la naturaleza y los cambios cósmicos que influyen sobre el ser humano. De tal forma que este momento es aprovechado para nivelar la luz propia y las sombras, y así tener una mejor convivencia interna y con nuestro entorno.
Etimológicamente, el término equinoccio proviene del latín antiguo aequinoctium, que significa “noche igual”. Este fenómeno ocurre dos veces al año: en marzo y en septiembre y se da cuando el Sol está situado en el plano del ecuador terrestre y. De esta forma, el paralelo de declinación de esta estrella y el ecuador celeste coinciden.
Un ritual energético
Como ya es costumbre, una vez más en Bernal, pueblo mágico que alberga un impresionante monolito, se reunieron miles de personas con la finalidad de recibir el equinoccio primaveral y cargar energía, dentro del festival “Unidos por la paz para lograr un mundo mejor”.
El reloj marcaba las 10 de la mañana del 21 de marzo y el mágico pueblo ya comenzaba a inundarse de gente vestida de blanco y rojo, que vagaba por las calles, al tiempo que apreciaba el espacio que envuelve el maravilloso y sorprendente lugar, alegrando su paso con los matices de los puestos ambulantes, que ofrecen una extensa oferta de artesanías, comenzando con collares de diferentes tipos de materiales, sombreros para el arduo sol, lentes, ropajes muy mexicanos, además de comida.
Energía, colorido y música
Una clase espiritual de yoga, realizada en la explanada de los paradores de la Peña, fue la primer atracción para los visitantes.
Posteriormente, se presentó el grupo de música y danza prehispánica “Cuicalli” y después se realizó la caminata por la paz. Ésta tiene como punto de partida la Capilla de la Santa Cruz hasta el jardín principal, dejando a los asistentes disfrutar de un gran espectáculo que llena las pupilas de colores, el oído de sonidos de viento y ese peculiar eco de las conchas al caminar de los danzantes, además de poder extasiarse con la mirra e incienso que perfuman cada rincón de Bernal.
Al llegar al jardín principal, las danzas prehispánicas se vuelven el ingrediente principal del día, las cuales son una memoria de que nuestros antepasados prehispánicos siguen aquí. El sentir de la música que retumba en la piel, las plumas de colores y los distintos elementos que conforman nuestra cultura un tanto olvidada nos hace distinguir, por mucho, de las tradiciones de cada país.
En este evento figuraron personalidades del ámbito político, siendo informadores y partícipes del ritual prehispánico, una cadena humana y el canto al Himno de la Alegría por las Hermanas Rodríguez.
Y así, la jornada transcurrió entre risas, charlas, presentaciones culturales y fuegos artificiales, dándole la bienvenida a la primavera, que ayudó a los asistentes a tener un agudo y extraordinario contacto con la naturaleza en sus ciclos y sus transformaciones capitales.
Visitar el pueblo de Bernal el día del equinoccio es llenarse de energía, disfrutar de sus calles, de la arquitectura del pueblo, de las gorditas típicas de maíz quebrado y de la hospitalidad y el calor de la gente es, sin duda, una experiencia que no se deben perder.