El barco está a punto de zarpar y ya sólo espera a los últimos pasajeros: ratones, un tímido dinosaurio, un pequeño robot y, por supuesto, humanos, integran la lista de huéspedes.
No es parte de una película de ficción aunque así lo parezca, se trata del crucero Disney Fantasy que hace una de sus paradas en Cozumel.
Recorrer cada pasillo es transitar por cintas de épocas tan distantes como Pinocho y Frozen. Mickey y Minnie lo mismo aparecen en una pantalla dentro de un restaurante temático que en “carne y hueso” listos para saludar a la tripulación.
“No tienes que tener niños o ser pequeño para estar en el crucero. Estamos divididos por áreas para que cada uno viva su propia experiencia”, comenta Sarah Domenech.
El diseño de cada piso también está ideado en función de crear una experiencia conforme se recorre cada área.
“Cuando estás en el lobby principal del barco los techos son más altos para dar esa imagen de grandeza, ya cuando estás en el piso cinco el techo es más bajito y es porque ahí tenemos los clubes de los niños y ahí se sienten más grandes”, explica.
Tomar el crucero significa también un viaje multicultural, no sólo por las diferentes nacionalidades que se encuentran en los pasajeros: el personal del barco también proviene de diversas latitudes.
“Uno puede encontrar gente de Italia, India, EU, México, etcétera, y esto se debe a que tenemos un programa de reclutación en diferentes países”, dice Domenech.
El viaje puede durar entre siete y 10 días a lo largo de los cuales se puede visitar alguna de las salas de cine o el teatro en el que se presentan shows del estilo de Broadway.
bft