Volar, una propiedad natural en las aves, era sólo un sueño para el hombre hasta que inventó el globo aerostático, el avión y la nave espacial. Toda la historia de este anhelo, desde los primeros inventos rudimentarios hasta la creación de satélites y naves espaciales, se encuentra en la exposición “El sueño de volar” que se presenta en el Centro Cultural Manuel Gómez Morín, en el área de El Péndulo.
“La idea es presentar y abordar la historia de la aviación pero desde los orígenes, antes de que existiera la aviación como tal; desde el inicio de las primeras observaciones de los seres humanos, de cómo volaban las aves, los animales, pasando por todo el desarrollo, justamente, de la aviación a nivel internacional y la historia de la aviación mexicana”, explicó Mildred Rodríguez, jefa de área de Ciencia y Tecnología para niños del Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Querétaro (CONCYTEQ).
Cada año El Péndulo inagura una nueva muestra; “El sueño de volar” inició su exhibición en febrero y estará disponible hasta finales de noviembre, recibiendo a grupos escolares y familias interesadas en acercarse a la ciencia.
Como parte de esta serie, informó Rodríguez, también se imparten talleres para que los niños creen aeronaves, turbinas y globos aerostáticos con papel. “Platicamos el por qué vuelan los aviones y cuáles son los elementos científicos que hay atrás del vuelo”, agregó.
Además de la Secretaria de Educación del Estado de Querétaro a través del CONCYTEQ, en esta muestra también colabora el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) y la Universidad Aeronáutica de Querétaro (UNAQ), esta última institución exhibe una turbina, una cabina y las hélices de un avión, con la finalidad de que los visitantes conozcan la estructura real de estas piezas.
La presentación inicia con una muestra de fósiles de animales, como el dragón volador, que son el ejemplo de cómo ciertas especies desarrollaron alas para garantizar su permanencia.
La idea de volar y su importancia es notoria desde la época prehispánica, cuando se rendía culto a dioses alados, un ejemplo es Quetzalcóatl (serpiente emplumada).
Con el papalote y el globo aerostático surgieron los primeros experimentos del hombre para volar, pero también para suavizar la caída, con el paracaídas. Los dirigibles, los primeros aviones y cómo estas máquinas fueron evolucionando durante los diferentes periodos de guerra se exhiben en el recinto.
El recorrido finaliza hasta llegar a la construcción de satélites y las naves con las que el ser humano conquistó el espacio.
En homenaje
El diseñador gráfico y apasionado de la aeronáutica, Alejandro Echeverría, realizó la propuesta de esta serie. De esta forma, 50 de las piezas en exhibición, 10 prototipos y 40 maquetas, son parte de la colección personal de Alejandro, quien siempre ha estado interesado en la ciencia del vuelo. “Es parte de mi naturaleza”, confesó.
“Se les propuso esta exposición, siendo que Querétaro tiene una escuela de aeronáutica, una empresa dedicada al ensamble de arneses, su aeropuerto, como que está desarrollando en esa parte de la tecnología y es necesario que conocer la historia para entender su importancia”, explicó Echeverría.
El tema de la aeronáutica no le es ajeno a Alejandro, pues en su familia cuentan la historia de cuando su padre, siendo un niño de cuatro años, conoció a Charles Lindbergh, el afamado piloto del Spirit of St. Louis (Espíritu de San Luis), que cruzó el Atlántico por primera vez en la historia de la aviación.
Después de tal hazaña Lindbergh visitó, entre otros sitios, México. “Para mi papá seguramente fue un gran impacto porque terminó estudiando aeronáutica”. Por tal motivo, “El sueño de volar” representa para el diseñador un homenaje a su padre y para todos los que han contribuido en la aviación.
“Se me hace extraordinario que logremos levantar tremendas moles de aluminio y fierro, que pesan toneladas y que van en el aire a tal velocidad, llevando y trayendo gente en todo el mundo”, conluyó.