Este fin de semana, todos los sabores y colores de nuestro municipio se disfrutaron en el Festival de Gastronomía y Cultura Alimentaria que se realizó en el Centro Cultural Manuel Gómez Morín. Organizado por el Consejo de Turismo, el evento tiene la finalidad de dar a conocer a los productores de Querétaro, tanto del sector agropecuario como fabricantes, así como incentivar la unión familiar.
“Tenemos que conocer y dar a conocer a la población estos productos de primera necesidad y de la canasta básica, muchos de ellos pueden tener una presentación diferente, pero son una forma de apoyo al campo”, expresó Jorge Luis Olmos Velázquez, quien forma parte del Sistema de Consejos Municipales de Participación Social del Consejo de Turismo.
Para esta quinta edición, el recinto recibió a más de 70 productores y artesanos, quienes ofrecieron al público dulces típicos, mermeladas artesanales, hasta bebidas y helados para el disfrute de los más pequeños.
En el recorrido no pudo faltar la venta de zapatos tejidos, jabones, aceites para aromaterapia, accesorios y por supuesto las tradicionales aguas de sabores, raspados que aminoraron el intenso calor, así como la marca Nuestro Rompope del municipio de Tequisquiapan.
“Nuestro Rompope data de una tradición familiar, somos la cuarta generación que lo hace y es 100% queretano, está hecho con nuez de macadamia y un poco de alcohol como conservador natural”, platicó Chelito Juárez.
En esta ocasión, el festival también contó con la presencia de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), que atrapó la atención de los asistentes con una exposición militar de vehículos, armamentos, complementado con un stand de productos orgánicos elaborados en la granja militar, entre ellos quesos y leche.
Una de las exhibiciones que más llamó la atención de los niños fue la demostración canina, en la que tres binomios mostraron su audacia en actividades como búsqueda, paso de obstáculos, entre otros.
Por si esto fuera poco, la banda de guerra de esta zona interpretó el Himno Nacional, además de diversos toques, sin olvidar la interacción con los pequeños, quienes no dudaron en armarse de valor e imitar los sonidos.
Aunado a la exhibición se realizaron talleres, “los niños conocen la funcionalidad en su cuerpo de cada uno de los alimentos, como las legumbres y vegetales, también se dieron a conocer algunas preparaciones de platillos típicos”, aseguró Jorge Luis.
Y se unieron las cocineras tradicionales que le dieron el toque gastronómico al festival, en el que de principio a fin se vivió un ambiente familiar. También estaba a la venta café, paletas, frutas, venta de chocolate, dulces, presentación de productos en almíbar, y tortas con productos del campo.
