JEREZ, ESPAÑA.— “Estoy muy complacido y emocionado porque se trata de un premio literario, un atributo de un valor especial para un historiador, biógrafo y ensayista”. Con estas palabras Enrique Krauze agradecía ayer el Premio Internacional de Ensayo de la Fundación Caballero Bonald, que recibía de de manos del propio escritor jerezano por su trabajo Redentores: ideas y poder en América Latina. Un galardón que considera “un avance hacia el reconocimiento de la dignidad del ensayo, género tan importante en nuestra lengua que se ha dejado un poco de lado frente a la poesía y la novela”, aseguraba.

El catedrático José Carlos Mainer, miembro del jurado, destacaba que el libro “donde predomina la lucidez, sin muestras de autocomplacencia”, es “un resumen de la tradición intelectual latinoamericana, con análisis implacables de fetiches como José Martí, cultos populares como El Che Guevara y contrapuntos intelectuales como García Márquez y Vargas Llosa”.

Caballero Bonal, que definía a Krauze como “el heredero intelectual, no sólo en México, sino en toda América Latina, de Octavio Paz”, destacaba de la obra el hecho de que “por una parte es una crítica a los mesianismos, a los redentorismos tan frecuentes en América Latina, pero por otro lado pretende redimir al lector, liberarlo, hacerle ver que el mejor camino para los pueblos no es la redención, que no es de este mundo y que no debemos mezclar con la política”. “Los pueblos podemos aspirar al mejoramiento social, económico y político, a una mayor civilidad, tolerancia, solidaridad y justicia. Son ideas terrenales, no celestiales”.

Krauze recordaba algunas de las 12 figuras que aparecen en el libro, como Eva Perón o “los cuatro José” (Martí, Rodó, Vasconcelos y Mariátegui), el teólogo Samuel Ruiz, el subcomandante Marcos, y el poeta Octavio Paz, que funciona como “espina dorsal”, y subrayaba el hecho de que en él “las protagonistas son las ideas, pero no las abstractas, sino las encarnadas en hombres y mujeres con amores y odios, con momentos de exaltación y de miserias”, decía.

Tras agradecer a todos los miembros del jurado y a la alcaldesa de Jerez, María José García-Pelayo, el galardón -dotado con 20 mil euros (unos 26 mil dólares)-, se refería “a la difícil hora que atraviesa España”, una país que vive una profunda crisis económica con casi 6 millones de personas sin trabajo. Y aunque reconocía que la situación de México y del resto de los países latinoamericanos “no es la peor”, recordaba la necesidad de llevar a cabo “reformas económicas y crecer en tasas mayores para que los jóvenes latinoamericanos puedan entrar en el mercado de trabajo”.

En el caso concreto de México, reconocía que a los problemas comunes de todo el continente había que sumarle la violencia criminal y el narcotráfico. “Dos problemas que no se encaran con movimientos mesiánicos políticos sino con políticas públicas y con la combinación de medidas eficaces, difíciles, que deben ser tomadas siempre en el marco de las leyes y las instituciones democráticas”. Y el hecho de ser “vecino del país con mayor mercado del consumo de drogas y proveedor de armas, una condición geográfica que no va a cambiar”. En este sentido abogó por “aprender a presionarlo para que la muy inequitativa relación entre ambos países se modifique en alguna medida”.

El premio, que reconoce una obra seleccionada entre todas las publicadas en 2011 en cualquier lugar del mundo y en alguna de las lenguas del Estado español, está convocado por la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, el Banco Santander (a través de su división global Santander Universidades) y el Ayuntamiento de Jerez. Autores como Mario Vargas Llosa, Elías Díaz y Eugenio Trías han ganado en anteriores ediciones.

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