Alrededor de 20 obras entre óleos, esculturas y pinturas de mediano, chico y gran formato serán expuestas el próximo 8 de diciembre en la Galería Nuun de Oaxaca bajo el título conjunto de Visionarios, una serie inspirada en la figura de sabios, alquimistas y científicos, entre otros personajes universales.
Tras una larga trayectoria de 30 años Fernando Garrido está por experimentar un gran paso en su carrera, pues es la primera vez que pisará tierras oaxaqueñas, uno de los destinos que él considera uno de los más importantes culturalmente.
El artista ha estado presente con sus obras en Estocolmo, Suecia, Centroamérica y Ciudad de México, por mencionar algunos destinos. Querétaro fue testigo de una de sus últimas exposiciones, la cual fue una colección de varias obras que ha realizado a través de los años, se llamó El retorno de los brujos, inspirada en un libro del mismo nombre.
—Mi primer encuentro fue desde muy temprana edad, desde la primaria era bueno para el dibujo, se me facilitaba mucho, en la secundaria no pensaba dedicarme a la pintura por supuesto, a esa edad vas probando, investigando y conociendo. A mí me gustaba la música en realidad. Estudié piano durante siete años, pero la música que me gustaba no tenía ningún terreno práctico para poder desarrollarme, era un rock sinfónico, le llamaban progresivo, algo anti comercial. En la preparatoria estuve alternando, buscando espacios para pintar y exhibir mis obras, mis primeros contactos fueron con casas de cultura y espacios gubernamentales.
—Lo han clasificado como surrealismo, pero no creo que sea así completamente, más bien es una mezcla entre realismo fantástico y realismo mágico, tomo elementos de la vida cotidiana, de la vida actual y los transporto a un ambiente imaginario, es más onírico, de sueños y sensaciones, que es lo que yo busco.
—Antes sí creo que era más surrealismo y posteriormente fue derivándose mi estilo hacia algo más fantástico, psicológico y muy festivo. En sí, cuando pinto me gusta que sea divertido, que sea mágico e imaginativo, nada monótono ni demasiado serio. Es un poco jugar e inmiscuir a los personajes en el juego, un juego del que podemos llegar a un conocimiento más profundo de lo que nos rodea.
—Más que inspiración es transpiración, es trabajo constante, es levantarse temprano y no esperar a que lleguen las musas, porque muchas veces no aparecen. Hay que pintar, bocetar, trabajar, leer, me gustan mucho las novelas y las cosas de ciencia ficción, de investigación científica porque mis personajes van mucho por ahí, son alquimistas, magos, circenses; es una mezcla de todas estas personalidades que al final forman parte de mí mismo.
—Es un proyecto muy importante que Galería Nuun me propuso, ellos tienen otra galería hermana en Oaxaca. Esta exposición tiene como tema seres visionarios y tiene que ver con mis personajes basados en sus conocimientos, en la imaginación y esa magia que los rodea. Son visionarios que sabemos que prevén o ven cosas antes, a muchos científicos les dicen visionarios pero también a muchos locos les llaman así, entonces es una mezcla interesante. Es la primera vez que voy a Oaxaca, es un lugar importante en el arte y de la historia de México, mi obra no es muy conocida allá, pensamos abrir el panorama.
—Todas tienen su importancia, pero está la de “Los buscadores del Aleph perdido”, es una obra de gran formato con unos siete u ocho personajes, la pintura está basada un poco en un cuento de Jorge Luis Borges que habla justamente del Aleph, un punto en el cual tú puedes ver todo lo que está pasando en el universo al mismo tiempo. Me dio muchas ideas, varios cuadros están en esta serie.
—Tengo una invitación para exponer en el arzobispado en la Ciudad de México, debo presentar mínimo unas 30 obras, este es el próximo proyecto y yo creo que único porque me va a absorber bastante, aunque estoy abierto a lo que pueda pasar.