La bióloga neoyorkina Jennifer Lowry trabaja en la comunidad de Santa María de Cocos del municipio de Arroyo Seco, Querétaro, donde realiza un monitoreo sobre la guacamaya verde, especie que está en peligro de extinción.
En el llamado Sótano del Barro, una cavidad geológica ubicada en Santa María de Cocos, se puede apreciar al amanecer parvadas que salen de sus nidos en busca de comida, “este lugar es muy importante porque es la última población de las guacamayas en el centro del país”, explicó Lowry.
Desde hace un año, la bióloga coordina el programa de Monitoreo Comunitario para el Proyecto de la Guacamaya Verde de la Reserva de la Biosfera de la Sierra Gorda y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas con el fin de tener un censo y datos más específicos sobre esta ave nativa de México, porque no existe un informe totalitario sobre el comportamiento de esta especie ni un censo de las parvadas.
“Este programa es muy interesante porque enseño a la gente de las comunidades a tomar datos sobre los grupos de guacamayas verdes, sobre su comportamiento, ecología y datos de censo, porque no hay muchos datos de esta especie en México que está en peligro de extinción”, añadió la bióloga.
Jennifer Lowry trabaja con personas de Santa María de Cocos, con la utilización de métodos científicos para recabar la mayor cantidad de información posible de esta colorida ave. El objetivo a largo plazo es que estos mismos métodos de investigación puedan ser utilizados por los pobladores para poder aplicarlos en diversas comunidades donde también existan otras especies que peligren. Además de los talleres que se imparten, también se implementan actividades artísticas con niños y jóvenes.
Otro de los objetivos de este Monitoreo Comunitario de la Guacamaya Verde es evitar la deforestación y promover de forma responsable el eco-turismo de la zona. “Pensé que necesitamos tener un nuevo enfoque de la conservación que incluye más un enfoque sobre educación ambiental, que puede incluir más a la gente de las comunidades que viven y trabajan en esta área”, comentó la neoyorkina.
En México esta especie se localiza en las poblaciones de Oaxaca, Jalisco, Sonora y Querétaro; en la zona del Sótano del Barro sólo se tiene un estudio previo registrado en 1999, el cual analiza la bióloga para complementar su trabajo.
Jennifer Lowry tiene apenas 27 años de edad, pero desde hace 10 años trabaja sobre investigaciones de vida silvestre. En Chiapas, en la Reserva de la Biosfera El Triunfo, realizó un trabajo comunitario similar al que implementa actualmente en el municipio de Arroyo Seco.
La bióloga estadounidense llegó a Querétaro en 2009 para continuar con su investigación sobre aves migratorias. Actualmente radica entre Santa María de Cocos y el municipio de Jalpan, donde se encuentra la oficina de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, sitio donde también trabaja.