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El cineasta Amat Escalante criticó la falta de apoyo por parte del gobierno local al Festival de Cine de Guanajuato (GIFF, por sus siglas en inglés).
“Siempre me gustaría enterarme más de todos los detalles, pero creo que es un evento que sí atrae a mucho público, sobre todo al joven”, dijo el realizador, distinguido en 2013 como el mejor director del Festival de Cannes, Francia, por su película Heli.
“Es un festival que no cobra la entrada (a ninguna de sus funciones), eso hace que sea como una inversión de tanta gente que en un futuro van a aportar muchas cosas”, agregó el cineasta en entrevista.
Afirmó que los miles de jóvenes que asisten al festival de cine “ahorita comen puras pizzas, pero ellos van a tener buena memoria de Guanajuato y van a venir con sus hijos”.
Escalante debutó como cineasta en el Guanajuato Internacional Films Festival antes de que se llamara así, sólo era una jornada de cortometrajes estudiantiles y se presentaba como Expresión en Corto.
El realizador tenía 17 años entonces y el corto se tituló Sólo por ti y ya “está olvidado, ni yo lo puedo conseguir”, señaló.
Amat Escalante, cineasta de 36 años, nació en España, pero es más guanajuatense que las momias. No sólo vive en esta ciudad, trabaja en Guanajuato, sus historias tienen que ver con el Bajío y sus actores no son profesionales, muchos de ellos son gente común, guanajuatense.
Escalante es hoy por hoy el director de cine más importante del estado. Ha dirigido el largometraje Bastardos, rechazado en su momento por ser una cinta sobre inmigrantes mexicanos y asesinos. Sangre, de 2005, fue su primera película.
Escalante participó en la 18 edición del GIFF, del 17 al 26 de julio, como parte de una conferencia donde se habló de violencia, junto con Luis Mandoki, Carlos Bolado y el también Guanajuatense, Gerardo Naranjo.
Reducen casi a la mitad el presupuesto estatal. En los últimos tres años, durante la administración de Miguel Márquez Márquez como gobernador de Guanajuato, se redujo el presupuesto estatal al GIFF un 45%, al pasar de 13 a 7 millones de pesos.
El GIFF trabaja también con una asignación de 10 millones de pesos por parte del Congreso Federal, más patrocinios en especie.
Este año el festival dejó su sede natural, el Auditorio de Guanajuato, para horrarse más de 300 mil de pesos de renta por el espacio.
Al mismo tiempo, el festival se instaló en la Universidad de Guanajuato, proyectaron películas en la Alhóndiga de Granaditas, el Teatro Cervantes y en varias salas de cine en la zona histórica de la ciudad capital, además de sus tradicionales funciones en los túneles, el Teatro Principal y en el Teatro Juárez, como sede principal.
“No dijeron que no era un proyecto de esta administración”, dijo Ernesto Herrera, fundador del festival.
“Hemos sufrido y hemos estado peleando por esa lana, pero ya llegamos a este año sin tener un incremento”, afirmó Sara Hoch, directora y fundadora.