San Miguel de Allende.— Kaori Momoi contesta rápido: “Los japoneses se están esforzando en otro cine distinto al que ya está basado en el manga y nos está consumiendo”.
“Nosotros, viendo cine, lo que queremos es ver la vida de una persona y que eso te cambie la vida, ¡pero en el manga no pasa nada!, de alguna manera no incluyen sentimiento”.
El nombre de la actriz puede no decir mucho, pero sí se identifica como una de las estelares en Memorias de una geisha y quien ha trabajado con directores como Akira Kurosawa (Kagemusha: la sombra del guerrero), la cosa cambia.
Proviene de un pais de donde han salido las mejores cintas de terror en la última década, pero también del que personajes como Dragon Ball y Supercampeones han saltado para adueñarse del mundo.
“Hay dinero con el manga, se gana bastante”, indica.
Momoi de 64 años (45 de ellos dedicados a la actuación) está de buen humor. Intenta saludar en español con un “hola, mucho gusto”, para luego sonreír y sentarse en el salón de un hotel de esta localidad.
Habla inglés, pero prefiere tener un intérprete japonés-español para que las ideas no se pierdan en un idioma no materno para ambas partes.
El viernes, durante la apertura del Guanajuato International Film Festival en su sede de San Miguel de Allende, recibió un homenaje a su trayectoria. Junto con Dolores Heredia recorrió las calles del lugar a bordo de una calandria y seguido por baile y música.
Y como sorpresa presentó en el Jardín Principal y al aire libre, el corto sobre persecución china en México, que protagoniza bajo la dirección de Carlos Bolado y forma parte del proyecto La habitación, de próximo estreno.
“Le dije a Sarah (Hoch, directora del certamen), por qué no lo intentamos. Al final de cuenta un corto es sólo hacerlo, no había nada más que eso, en la parte del arte fue muy profesional todo el equipo (de rodaje), aunque luego por ejemplo había una noticia anunciando que algo se vende y yo dije, no, eso no es chino, eso es japonés”, rió la actriz, quien, dijo, conserva sus premios en su oficina.