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Paola Vargas pensó que Charly García la iba a matar. Hace un tiempo, la cantante colombiana asistió a un concierto privado de Charly García, en un bar en Bogotá. Según ella, que se encuentra por estos días promocionando nuevo sencillo, el encuentro con su ídolo fue su mayor decepción.
La bumanguesa, quien es artista desde hace 13 años, participó en La voz Colombia y se ha hecho famosa en Estados Unidos por ser la voz de la novela La reina del sur y de su trabajo en 17 novelas más.
“Fue un concierto privado al que sólo asistieron músicos. Cuando terminó el show, fui con una amiga, que era la cantante del lugar, a recoger la cartera que ella había dejado por error en el camerino. Pensamos que Charly había salido ya, y cuál fue nuestra sorpresa cuando él mismo nos abrió; estaba con sus músicos. Mi amiga se presentó y le dijo que éramos cantantes colombianas; él, muy amable, nos invitó a seguir. Estuvimos por espacio de 45 minutos. De repente, Charly le preguntó a uno de sus músicos por algo, éste le contestó: No hay, maestro. Y Charly se transformó y comenzó a golpear a sus músicos”.
Desde los 11 años, la bumanguesa había soñado con conocer o al menos lograr una foto con su ídolo argentino. Cuando creyó que lo había logrado, se le desmoronó: “Había notado que él estuvo bastante agresivo durante el concierto, pero cuando empecé a ver que golpeaba a sus músicos, mi amiga y yo nos paramos, él nos dijo que no era con nosotras, los sacó y nos invitó a seguir la charla. Nos volvimos a sentar y de un momento a otro le tocó los senos a mi amiga. Ella se paró furiosa, le dijo que respetara, pues nosotras éramos cantantes y sólo queríamos hablar de música. Él se disculpó, pero luego se paró y se bajó los pantalones, se hizo en la puerta, cogió una botella de licor desocupada y nos amenazaba. Mi amiga comenzó a gritar y yo me escondí debajo de una mesa, pues no sé por qué él me miraba con odio y me decía cualquier cantidad de groserías e insultos. Pensé que me iba a matar, que me iba a poner en cualquier momento esa botella en la cabeza, porque yo le rogaba, le suplicaba que soltara la botella y que se calmara. Por fortuna llegaron los de seguridad y lo sacaron”.
Paola nunca se atrevió a tocar el tema con nadie:
“Fue un momento muy doloroso para mí. Mi ídolo de infancia, mi inspiración, se había derrumbado y quería hacerme daño”.
A Paola le quedó una moraleja:
“Para ser un gran artista, un ídolo de millones, no sólo se debe tener talento; hay que tener disciplina para no caer tan bajo”.