En el corazón del Centro Histórico de Querétaro, dentro del Museo Casa de la Zacatecana, existe un lugar en donde el sonido de más de 40 relojes se funde, se trata de un sitio que para algunos es sinónimo de tranquilidad y para otros representa misterio.
La sala de los relojes es una exposición permanente del museo y alberga una colección de 43 piezas de diversas épocas, estilos y materiales, siendo el más antiguo un reloj de pared de madera, construido en Alemania que data de mediados del siglo XVII.
Por ser una colección privada, no existe mucha información sobre la procedencia de los relojes, sin embargo, se sabe que perteneció al coleccionista mexicano José Antonio Origel Aguayo, quien tuvo la idea de comprar esta casona a la familia Loyola Vera para montar un museo, a manera de que el visitante recorra el lugar y se transporte a otra época.
“El coleccionista primero reunió las piezas en la Hacienda La Sabanilla, y son objetos que él traía de diferentes partes del mundo y del país. Al abrir el museo eran tantas piezas que no todas cabían, por lo que algunas las conserva la familia y otras se subastaron”, compartió la directora del museo, Gabriela Alencáster García.
Casi todos los relojes están concentrados en la sala 8 del museo; sin embargo, hay dos en la planta baja que además fungen como elementos decorativos, uno se ubica en la sala uno, que complementa la decoración al estilo de la época porfiriana, mientras que el otro puede apreciarse en la sala 10, conocida como la “Habitación azul”, la cual luce una hermosa sala austriaca tapizada en terciopelo marino y cojines a tono.
Tic tac sin cesar
-Dentro de la colección destaca un hermoso reloj de pie con carátula policromada, fabricado en madera con metal, es proveniente de Europa del siglo XX y ostenta números romanos.
-Desde que fue inventado, el reloj de péndulo marcó un nuevo estándar en la precisión de los relojes, de ahí la importancia y majestuosidad de estos ejemplares, por lo que llama la atención un ejemplar de pie europeo con péndulo de sol, hecho de madera y metal, que data del siglo XIX.
-Al entrar a la sala, la mirada se centra en dos piezas a escala de la famosa catedral de Reims, en Francia; ambos son de metal, el primero con un acabado emplomado, mientras que el otro es dorado, los dos provienen de Francia del siglo XIX y representan una verdadera obra de arte.
- El reloj Venus y Cupido del siglo XIX, fabricado base de metal y ónix verde, obtiene su relevancia debido a que para los romanos Cupido era el dios del amor, hijo de Venus, diosa del amor, la belleza y la fertilidad, y de Marte, dios de la guerra.
-El reloj francés Luis XIV, del siglo XIX es una pieza digna de admirar, es de origen europeo y encantará a los amantes del arte, es de metal y ostenta la figura de un músico.
-Los hermosos relojes de mesa con paisajes, elaborados con porcelana, constituían un elemento de decoración importante para las casonas de la época. Aquí también se encuentra un ejemplar de estas piezas, es de origen estadounidense y también del siglo XIX.