Casi como en la época del siglo XVI, cuando el actor y dramaturgo Lope de Rueda llegaba a los pueblos de España a divertir a la gente con sus comedias, farsas y entremeses, un numeroso público se reunió en el foro de Cómicos de la Legua para disfrutar de este programa.
La función de esa noche estuvo conformada por cuatro obras cortas, en las que fueron incluidas La farsa e injusticia del señor corregidor y La tierra de Jauja, comedias que han sido montadas por la compañía desde su fundación, en 1959.
“Los autores del teatro español no han sido superados, por más que se quiera decir lo contrario, estas obras son unas verdaderas joyas en cuanto a su estructura, uso del lenguaje y los temas que tocan”, aseguró el director y actor, Luis Rabell, quien destacó que gracias al montaje de la obra original de Alejandro Casona, se logró hermanar a los corrales de comedia de Querétaro y España.
“La Farsa e injusticia del señor corregidor es una de las obras más emblemáticas del teatro queretano, pues se ha representado durante mucho tiempo. Mi papá la montó hace 20 años en Cómicos de la Legua y fue en 2012 cuando se hermanó con el de Almagro, en España, uno de los teatros más importantes del mundo, pues se sabe que ahí se estrenaban obras de Cervantes”, relató.
Durante poco más de una hora, el elenco conformado por Luis, Diego, Jerónimo y Flavia Rabell, junto con Cecilia García, Diego Huerta, Irak Rivera y Alejandro Rocha dio vida a los personajes de esta realización, en la que un corregidor corrupto interpreta la ley a su favor, con tal de salirse con la suya.
Como en toda comedia, en La tierra de Jauja de Lope de Rueda, asomaron algunos de los vicios más característicos de la sociedad, a través de la historia de dos ladrones que al no tener dinero para comer, deciden engañar con algunos cuentos sobre la tierra de Jauja, a un señor que todos los días lleva una canasta de comida a su esposa encarcelada.
Finalmente, el programa es cerrado con El rey enamorado, una especie de ingeniería de palabras, creada por Les Luthiers, en la que un monarca utiliza los dotes de un juglar para llevarle serenata a una plebeya. En la trama, el coplero atormentado por la posibilidad de enfurecer al rey, evita a toda costa que las rimas sean interpretadas por la doncella como de su autoría.
Este programa teatral ha sido presentado por la compañía en diferentes estados de la República Mexicana, así como en Centroamérica, Sudamérica, España y Estados Unidos, buscando revivir la costumbre de otras épocas, en las que entre cada tragedia los actores solían presentar pasos o entremeses para aligerar el impacto de las historias.
“Se escenificaba la tragedia y luego, como hoy con los comerciales, se anunciaba: ‘ahora un paso’, era la diversión en aquellos tiempos”, puntualizó Rabell.