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Minutos antes de salir a escena, Huilén Medina prepara los accesorios que usará; coloca su estuche de pinturas sobre la mesa, se sienta en un banco y comienza a deslizar un lápiz negro sobre su rostro con el que marcará los años que Marga Peloso lleva vividos.
Tras unos segundos se pone unas medias rotas, tan destrozadas como el corazón de Marga, unos zapatos que la hacen caminar con gracia por todo el escenario, también coloca relleno en casi todas las partes de su cuerpo y finalmente se enfunda en un vestido color rojo cabaret.
En el mismo camerino se encuentra Valeria Altmark, otra chica argentina de 31 años, contorsionista desde corta edad; para ella el vestuario y el maquillaje son cosas más sencillas, muy natural y con mallas enterizas, propias para cada uno de sus actos.
Las dos artistas interactúan y dan vida a Flechazo al Corashón, espectáculo invitado al Corral de Comedias.
Desde hace menos de un mes, ambas llegaron a nuestro país, buscando expandir y compartir el arte y su pasión por los escenarios. “Quisimos unirnos para esta gira en México, decidimos hacerlo de manera desquiciada, nos fusionamos en una compañía que se llama Flechazo Circo Teatro, esta es como nuestra primera experiencia juntas”, comparte Valeria.
“Somos dos artistas que estamos fusionadas, estamos en este momento, de manera unipersonal y quisimos hacer esta sinergia, en Buenos Aires trabajamos juntas, pero Flechazo al Corashón ha sido diseñado especialmente para México y para que siga girando de alguna manera”, destaca Huilén.
Amor y nostalgia
Eran casi las nueve de la noche y Marga Peloso salió a escena, “Buenos Aires, cuando lejos te vi solo hallaba consuelo”, cantaba al son de un tango que se escuchaba en una de las bocinas del recinto, mientras tomaba una copa de vino y lloraba.
En un cabaret, Marga mendiga el cariño de cualquiera del público, busca un regocijo, alguien que la haga olvidar al amor de su vida, llora y ríe con los asistentes, con quienes intenta mantener una interacción profunda.
“Marga quiere hablar de amor porque el amor no la encontró a ella, todo el territorio que abunda el tango tiene que ver con el desamor y la nostalgia, con que todo es olvido y todo es recuerdo, pero el que canta esa canción lo hace en la barra de un bar, borracho y con sus amigos, me gusta el contraste del tango, que todo es terrible, pero estoy súper borracha, me enamoro del primero que viene, luego no puedo olvidarlo”, expresa Huilén.
Las intervenciones de Valeria se vuelven concurridas con el pasar de los minutos, espectáculo en red a través de contorsiones, y algunos otros números en los que hace partícipe al público para lograr un sinfín de aplausos.
“Nuestra fusión se dio cuando nos elegimos mutuamente, a mí me gusta mucho el trabajo de ella y cuando hay mucho acróbata en escena ayuda, pero es el complemento, tuvimos varias charlas sobre el amor, de alguna forma que queríamos expresar y se dio esto, cada número que ves aquí nació de una sinergia”, relata Valeria.
“Yo comencé en los semáforos, pero como mujer te enfrentas a muchas cosas con los tipos, y ocurrió que me fracturé un pie y decidí que mi vida cambiaría su curso. Comencé a actuar en circos en muchos países árabes y hace unos años quise empezar un trabajo más independiente”, puntualiza la contorsionista.
Por más de 60 minutos, ambas artistas deleitaron al poco, pero efusivo público que acudió al Corral de Comedias, quienes no desaprovecharon para despedir a las artistas de pie y tomarse una fotografía de recuerdo con ellas.
La gira del espectáculo aún continúa y para ambas el andar por distintos países viajando solas, no las aterra. “El miedo atrae miedo y nosotras no lo tenemos, tampoco sentimos que viajamos solas. Hay que desmitificar el miedo a viajar, esto es una expresión de libertad que tenemos que darnos para combatirlo. Nosotros queremos seguir viajando y compartiendo nuestro talento”, destaca Huilén.
km