One night of Queen es como si Freddie Mercury y sus muchachos hubieran regresado desde el más allá para un show más, para el último palomazo.
Gary Mullen and The Works son considerados los mejores imitadores de Queen en el mundo y es verdad. Lo demostraron en el Josefa de Querétaro, como parte de una mini gira nacional (tres ciudades del Bajío).
Si le parece insuficiente con este germano que camina, baila, brinca y amanera los gestos, como el original. Para más señas, se encuentra Brian May, el original de la banda de culto.
Complementa la alineación Davie Brockett (guitarra), Gordon McNeil (batería), Billy Moffat (bajo) y Malcolm Gentle (teclados).
El show One night of Queen es como Queen, pero sin Queen y Mullen es como Freddie Mercury pero con menos pelo en pecho, más bigote y más cabello.
El objetivo de un tributo no es la imitación, está en lograr el espíritu de quien o quienes se quieren imitar.
La noche del viernes pasado, de pronto, y sin sentirlo, el Josefa se convirtió en un pedazo del famoso concierto Live Aid de 1985, por citar alguno.
Conciertos de Queen, muchos de ellos dedicados a las víctimas del Sida en el mundo. Quién iba a decir que el mismo Mercury iba a engrosar la lista de esas defunciones más tarde.
La historia de Gary Mullen no es tan polémica como fue la de Mercury.
Corría el año 2000. Mullen imitaba al máximo de los Queen en tabernas y fiestas familiares. Su esposa y su madre graban un video y, en secreto, lo envían a una televisora para un programa de concursos. Lo demás es historia.