Sheril Kirshenbaum supo la primera vez que besó al que hoy es su marido y padre de su bebe de cinco meses que él era la persona correcta, con la que quería pasar el resto de su vida. Lo conocía desde hacía tiempo, sin que se le hubiera pasado por la cabeza tener una relación romántica con él. Pero se besaron, y ocurrió el milagro.
Años después, cuando empezó a investigar sobre laciencia y la química que hay detrás de un beso, supo por qué.
Esta joven científica de la Universidad de Texas, autora del libro La ciencia del besar, es una experta en besos. O, más precisamente, en la química que se dispara detrás del contacto de los labios de una persona con otra, y se anima a arriesgar que, probablemente, a estas alturas, pueda dar algún buen consejo a quien se lo pida.
Tanto ha estudiado el tema que viaja por el mundo dando conferencias y entrevistas a varios medios internacionales. "Cuando sabés qué pasa en tu cuerpo durante un beso, puedes entender mejor el significado y por qué es tan especial en una relación. Los labios tienen muchísimas terminaciones nerviosas, que usualmente brindan una sensación agradable al besar. Además, durante un beso se libera oxitocina, una hormona que genera una fuerte sensación de apego y que ata, de alguna manera, a una persona con otra", explica Sheril, que vino a Argentina traída por una marca de refrescos para la presentación de una bebida a base de stevia que promete recrear la sensación del primer beso.
Un dato interesante para tener en cuenta: se trata de una de las experiencias, según diversas encuestas, más recordadas por una persona, incluso por encima de la primera relación sexual.
Kirshenbaum explica que no hay buenos o malos besadores, sino que, en todo caso, se trata de malas combinaciones. "Lo que es bueno para uno, puede ser muy malo para otro. Besarse con alguien nos puede dar mucha información sobre si esa persona puede convertirse en alguien con quien podemos llegar a compartir nuestra vida o todo lo contrario -explica Sheril-. Muchas veces pasa que alguien se siente muy atraído hacia otra persona, pero cuando se besan por primera vez, sienten una especie de desilusión. No tiene una explicación directa. Es una cuestión de química".
Pero, ¿cómo descubrir quién es el mejor besador para uno? En principio, hay que confiar en nuestro olfato. Según la experta, las mujeres en general se sienten atraídas por el olor de hombres que portan un código genético distinto al de ellas porque, de esa manera, se aseguran mejor descendencia. Es un proceso que se da a nivel inconsciente, en el que la mujer pone en juego todas sus capacidades sensoriales para elegir el mejor candidato con quien formar una familia.
"Los hijos se benefician con códigos genéticos distintos, está probado que son más propensos a sobrevivir, a ser más saludables... Pero cuidado, porque se ha observado que las mujeres que están tomando píldoras anticonceptivas se sienten más atraídas por hombres que tienen un código genético parecido. Las píldoras engañan al cuerpo en muchos aspectos, así que podemos, en algún punto, culpar a la píldora de muchos de los fracasos matrimoniales", ríe Kirshenbaum.
Por eso las mujeres le dan mucha más importancia al beso que los hombres. "Son más selectivas; lo tienen que ser porque biológicamente tienen muchas menos oportunidades que los hombres de ser madres. El beso es una manera de ver si ese hombre es compatible, si puede ser el padre de sus hijos. Por eso, para las mujeres, un mal besador puede significar el fin de una relación; en cambio, a los hombres eso no les importa tanto porque ellos están más interesados en lo que llega después".
Incluso en relaciones de larga data, los besos contribuyen a mantener a la pareja unida. Según Kirshenbaum, "besarse de forma habitual es una forma de mantenerse conectado y cerca de la otra persona, justamente porque se libera oxitocina. Está comprobado que las parejas que se besan más, duran más y son más felices. Siempre me aseguro de darle un buen beso a mi marido antes de salir a trabajar".
Pero aunque la química es fundamental, para que un beso sea memorable tampoco hay que descuidar la técnica. Sheril asegura que, a menudo, muchas mujeres se quejan de que los hombres abusan de la lengua mientras dan un beso, algo para lo que también habría una teoría científica que explicaría el afán masculino por este tipo de besos apasionados.
"Se ha comprobado que en la saliva de ellos hay una hormona que si se intercambia no por una noche, pero si por días o semanas, haría que la mujer se sienta sexualmente más receptiva hacia él. De esa manera, se aseguran de que el intercambio se realice", dice Kirshenbaum, aunque aclara que es una teoría que no está del todo probada.
También medios audiovisuales como el cine o la televisión, además de las redes sociales, influyen de manera notable en el tipo de beso que se da. Y pone como ejemplo el fenómeno de los vampiros con series y películas como Crepúsculo , gracias a las cuales varios adolescentes llevan marcada en la piel la peligrosa moda de morder a su compañero.
"Técnicamente no diría que es un beso, es una mordedura y es la peor forma de demostrarle a alguien amor -opina Sheril-. Es una moda peligrosa porque potencialmente estás metiendo bacterias al torrente sanguíneo de otro, así que no es muy recomendable que digamos. Contrariamente, está comprobado que los besos son bastante más seguros, hay más riesgo de contagio de gérmenes con un apretón de manos que besando. Y además tienen todos los beneficios de las hormonas del amor. Besarse diría que es muy, pero muy saludable".