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Un celular pirata porta baterías peligrosas, no tiene ningún tipo de garantía, tampoco soporte posventa por parte del fabricante. Su única ventaja es que cuesta más barato que un modelo original.
Hace unas semanas, a Fanny Schlatter, una joven suiza de 18 años le explotó un Samsung Galaxy S3 en su bolso y este accidente le provocó quemaduras de segundo y tercer grado, según el diario suizo Le Matin. El jefe de la joven y un pintor se percataron del incidente y actuaron de forma rápida, acto que evitó la propagación del fuego en el cuerpo de la joven.
En este sentido, Schlatter, al demandar a la compañía por los daños causados podrá hacer válidas las garantías y el hecho quedará registrado en instancias legales. Incluso, la portavoz de Samsung en Suiza, Mirjam Berger dijo que el celular será enviado a Corea del Sur para que se determine qué es lo que originó la explosión y aseguró que la empresa someterá a “un control de calidad riguroso a todos sus dispositivos” para que no vuelva a ocurrir un hecho similar. Si en el incidente hubiera estado involucrado un teléfono pirata, es posible que ninguna compañía se hiciera responsable.
La situación empeora al considerar que los equipos falsificados están fabricados con materiales riesgosos, de poca calidad y que los accesorios, periféricos y cargadores no cumplen con las debidas certificaciones de eficiencia energética.
Para probar la ineficiencia de estos terminales, el Instituto Nokia de Tecnología, organización con sede en Brasil (cuyo objetivo es la investigación y desarrollo de software móvil y tecnología de la comunicación), realizó un análisis entre diciembre de 2010 y abril de 2011 a 44 celulares falsificados, tomando en cuenta los estándares de calidad que emite la organización 3GPP.
El objetivo de la 3GPP o 3rd Generation Partnership Project es colaborar con diversos grupos de asociaciones de telecomunicaciones para asentar las especificaciones de un sistema global de comunicaciones de tercera generación (3G) para móviles, basado en normativas de clase mundial que garanticen conexiones óptimas. Está respaldada por el “Global System for Mobile Communications” y la Unión Internacional de Telecomunicaciones ITU.
MALA CALIDAD DE COMUNICACIÓN
El estudio del Instituto Nokia de Tecnología muestra que estos equipos tienen serios problemas de calidad en las llamadas, falta de conectividad de red y menor capacidad para mantener llamadas en movimiento al cambiar de una red celular a otra, expresó Carlos Bello, vicepresidente jurídico de la Asociación Mexicana de Internet.
“De los teléfonos pirata analizados, el 26 por ciento de los intentos de llamada fracasaron y 24 por ciento de las llamadas establecidas se cayeron [terminaron de manera súbita]. Además, en lugares donde un teléfono genuino pudo funcionar perfectamente, los teléfonos falsos no eran utilizables”.
Se denomina “Handover” el momento en que una llamada en curso pasa de una antena radiobase a otra. Los teléfonos subestandar o falsificados tardan un 41 por ciento más tiempo que los originales en este proceso y el porcentaje de fallas de los primeros es del 34.2 por ciento contra el 1.8 por ciento de los legítimos.
Bello explicó que la potencia de transmisión impacta en la cobertura y en la calidad de la conexión a la red del operador, es decir, el rango de cobertura de las radiobases a un teléfono puede variar, porque si el poder de transmisión es muy alto, el teléfono puede interferir con otros teléfonos o si transmite muy poco degradará su propio servicio. En esta prueba los teléfonos subestandar o falsificados tienen un retraso de casi el doble en el tiempo en comparación con los originales para ajustar la potencia de transmisión.
La velocidad de acceso a Internet depende de la tecnología (GPRS y EDGE) disponible y la calidad de señal. La mayoría de los teléfonos falsificados probados durante el análisis no soportó la tecnología EDGE, que permite navegar aproximadamente a 200 kilobits por segundo.
AFECTACIONES A LA ECONOMÍA
Carlos Bello enfatizó que estos equipos no cumplen las leyes de defensa del consumidor, pueden infringir los derechos de propiedad intelectual de las marcas reconocidas y a menudo evaden impuestos, tales como derechos de importación e impuestos a las ventas y a las ganancias, con efecto perjudicial para los consumidores, las operadoras y las economías locales.
Esta situación merma la inversión en investigación y desarrollo de nueva tecnología, y perjudica el precio justo para la mano de obra.
Asimismo, los celulares en todo el mundo tienen que estar homologados, las autoridades locales les hacen pruebas para constatar que cumplen con estándares internacionales que miden frecuencia, potencia, ancho de banda. En México, todo aparato de este tipo debe estar verificado por la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel).
“En países como Turquía, India, Brasil, Costa Rica, Uruguay y Ecuador se adoptaron medidas para combatir los teléfonos pirata; en México no pasa así, la homologación no es un requisito para importar un teléfono. Los teléfonos falsos entran por la aduana del país muy fácil, la ley dice que tienes que homologarlos para comercializarlos pero no para importarlos y la Cofetel no tiene los recursos para hacer verificaciones en cada comercio”, agregó Bello.
Además, dijo el experto, al comprar un teléfono falsificado, el consumidor no obtiene ninguna garantía, por ello, el Estado debe considerar tres pilares fundamentales: el control de la importación, controles basados en validación de IMEIs (códigos de identificación de celulares) y autorización de marcas reconocidas y originales.
MATERIALES PELIGROSOS Y DAÑOS AL CONSUMIDOR
A diferencia de los equipos falsificados o apócrifos, las empresas multinacionales tienen que cumplir con la legislación vigente, principalmente la Restricción de Sustancias Peligrosas (RoHS) de la Unión Europea, que limita el uso de seis sustancias (plomo, mercurio, cadmio, cromo y otros productos químicos nocivos) para fabricación de productos.
“Si encuentra plomo en las juntas de soldaduras de componentes, lo más probable es que en el proceso de fabricación se esté utilizando tecnología obsoleta, porque este metal se usaba en los años 40 para soldar por ser más barato que otro tipo de metales sustitutos y por esta razón, su uso en la actualidad tiene un impacto directo en la disminución de los costos de producción”, dijo Bello.
Ante esto, el Instituto Nokia de Tecnología analizó 158 partes de celulares pirata y subestandar, encontró que “el plomo junto con estaño fue utilizado en componentes para soldar, a pesar que es un material que funde rápido es nocivo para la salud. El límite de plomo permitido, debe representar el 0.1 por ciento del peso del material homogéneo, es decir, junto con todas las partes de soldadura. En el análisis de los teléfonos falsos se encontró que tenían un 2.7 por ciento de plomo y cadmio”, indicó Bello en referencia al mencionado reporte.
Lo mismo pasó con el cadmio, agregó el especialista, el porcentaje permitido es de 0.01 por ciento y se encontró 0.02 por ciento. En la India, la investigación del Instituto Nokia detectó un equipo con condiciones de plomo entre 35 y 40 veces más de lo permitido, tanto en materiales interiores como exteriores con los que el usuario estaba en contacto todo el día incluso, es posible que durmiera muy cerca de ellos.
Los celulares y smartphones pirata posiblemente contengan software que baja el saldo de manera diferida, en promedio de 10 pesos, por ejemplo. “Hay aplicaciones en este tipo de teléfonos que traen virus, desde que se venden, en las que el tiempo aire se va disminuyendo sin que los consumidores estén hablando”, aseguró Bello.
De igual forma se ponen en peligro información personal del usuario y la mayoría de los datos que se guarden en equipo como claves de banco, contraseñas y contactos. “Si los celulares originales corren riesgo de seguridad, éstos no tienen ninguna protección”, finalizó Bello.