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El pasado domingo 21 de julio celebramos 102 años del natalicio de Herbert Marshall McLuhan, quien admite ser considerado como el principal teórico en las llamadas ciencias de la comunicación, y quien nació en 1911 en Edmonton, Alberta Canadá.
McLuhan dijo que el medio es el mensaje, anticipó el tránsito a la Aldea Global y la Edad de la Información, explicó la importancia de los ambientes mediáticos, propuso la teoría de la invisibilidad-visibilidad de los mismos, introdujo una interesante tétrada destinada a la comprensión de los cambios culturales generados por los medios y las tecnologías, destacó que ambos —medios y tecnologías— pueden ser comprendidos como prolongaciones de nuestros órganos, facultades y sentidos, y que es posible distinguir entre medios fríos y calientes con base en la definición del medio y las posibilidades de participación de las audiencias. McLuhan rechazaba el título de experto y sencillamente prefería ser reconocido como un “explorador”.
En 1964, después de haber publicado Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del hombre —libro que se ha traducido a más de 20 idiomas y que lo convirtió en celebridad—, Tom Wolfe, quien es considerado como el padre del “nuevo periodismo” le considero uno de los pensadores más grandes en la historia, con Newton, Darwin, Einstein y Pavlov.
Sin embargo, el verdadero best seller de McLuhan es el libro de 1967, El medio es el masaje.
El 26 de septiembre de 1979 Marshall McLuhan sufrió un derrame cerebral y perdió la capacidad de hablar, leer y escribir. Poco antes de su muerte, ocurrida durante la noche del 31 de diciembre de 1980, la Universidad de Toronto clausuró el Centre for Culture and Technology que dirigió McLuhan desde 1963.
Durante la década de 1980 y comienzos de los noventa McLuhan fue furiosamente olvidado. Sin embargo, está resurgiendo.
En las primeras páginas McLuhan parece anticipar el advenimiento de Internet: “Tras tres mil años de explosión, mediante tecnologías mecánicas y fragmentarias, el mundo occidental ha entrado en implosión. En las edades mecánicas extendimos nuestro cuerpo en el espacio. Hoy, tras más de un siglo de tecnología eléctrica, hemos extendido nuestro sistema nervioso central hasta abarcar todo el globo, aboliendo tiempo y espacio, al menos en cuanto a este planeta se refiere. Nos estamos acercando rápidamente a la fase final de las extensiones del hombre: la simulación tecnológica de la conciencia, por la cual los procesos creativos del conocimiento se extenderán, colectiva y corporativamente, al conjunto de la sociedad humana, de un modo muy parecido a como ya hemos extendido nuestros sentidos y nervios con los diversos medios de comunicación”.
Derick de Kerckhove, destacado discípulo de McLuhan, afirmó que McLuhan anticipó: “El próximo medio —sea cual sea— 1. puede ser una extensión de la consciencia, 2. incluirá a la televisión como su contenido, no como su entorno, 3. transformará a la televisión en una forma de arte. La computadora 4. como instrumento de comunicación e investigación podría promover, 5. La recuperación de información y transformar en obsoleta 6. la organización masiva de las bibliotecas, 7 recuperar la función enciclopédica de los individuos, y saltar hacia una línea privada 6, de datos rápidamente elaborados 9, de tipo vendible 10”.
Bob Logan, destacado discípulo de McLuhan y uno de las más brillantes miembros de la segunda generación de la llamada “escuela de Toronto”, afirmó que McLuhan fue Internet en la década de 1960: “Hombre, él entendió Internet. El fue Internet en la década de 1960. Finalmente el mundo se puso a su altura”. Del primero al tres de agosto Logan dictará un seminario sobre McLuhan y comunicaciones digitales en el Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México.
Doctor en Ciencias Sociales, director de la revista web Razón y Palabra.