La placa de la muestra Fotografía y sociedad en Querétaro contemporáneo, presente en el Museo Regional de esta ciudad, que más le gustó al director del Instituto de Cultural del Municipio de Querétaro, José Antonio Mac Gregor, es la imagen que, para efectos de claridad, titularemos “El hombre del cigarro”.
Es una fotografía de los años 60, de pequeño formato, maltratada por el tiempo y de autor anónimo. Es un hombre retratado de perfil, sobre un fondo negro, con el cigarro en mano. Es obvio que el hombre modeló, pero también es obvio que no era un modelo y la foto no era para una revista de sociales. Todo en esa imagen es casual y a la vez no.
La exposición en general, “te transporta en el tiempo te provoca nostalgia y, por el otro lado, te enorgullece mucho, forma parte de esta ciudad”, manifestó el funcionario municipal.
A uno de los curadores de esta muestra, Gabriel Arturo Juárez, le gustó una imagen muy pequeña, de un camión de pasajeros, de los que iban y venían a La cañada, “porque me trae muchos recuerdos”, detalló. Otra más donde tres hombres se tapan con unos abrigos de palma. “Más recuerdos”, informó el fotógrafo de profesión.
En esta exhibición, abierta al público, no hay imágenes raras. “La mejor fotografía es la que más recuerdos te trae”, agregó Juárez.
Son, en total, 155 fotografías captadas por unos 25 fotógrafos, hombres y mujeres, quienes rescataron el pasado en sus placas para la posteridad, sin proponérselo.
Son placas que no tienen un sentido artístico, pero sí social e histórico, donde se pueden ver los peinados de otras épocas, el vestir y la forma de ser de décadas pasadas.
Destaca, por ejemplo, una sección dedicada a las fotografías de estudios, de quinceañeras, de bodas y bautizos; placas de las que todavía se producen hoy. Imágenes del niño que se bautizó y cumplió sus primeros años.
Juárez y la fotógrafa Guadalupe Zárate quieren también recordarle a los jóvenes que la historia de la fotografía no nació con lo digital ni con el Smartphone, que antes se tomaban las fotografías, se revelaban y aparecían ante tus ojos, como si fuera un acto de magia.