Rodrigo Avilés Flores es un joven cartonero que le da vida a la muerte y de tanto convivir con ella hasta la acaricia y le habla. “Es darle vida a la muerte con las manos, y ya cuando la termino se ve tan linda, pero a la vez la muerte da risa y si es de cartón más”.
Desde hace siete meses, comenzó la creación de 100 piezas hechas de cartón, entre calaveras de cuerpo completo, cráneos y accesorios, que servirán para montar un altar en el Jardín Guerrero los días 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre, en un homenaje que el Instituto de Cultura del Municipio de Querétaro le rinde a José Guadalupe Posada, caricaturista y grabador mexicano, creador de la Calavera Garbancera hoy reconocida como La Catrina.
Inspirado en los grabados de Posada pero añadiéndoles un toque propio, Rodrigo creó 100 piezas siguiendo la tradición de la cartonería. Para formar una sola calavera de cuerpo entero invierte de cuatro a seis días, cada una de las piezas es diferente y no utiliza moldes.
“Es tanta la concentración que me pongo a hablar con ellas. Les platico mis problemas. Como este trabajo lo hago de noche (de nueve de la noche a cuatro de la mañana), es quizá cuando más me nace hablar con quien no está conmigo y lo bueno de ellas es que no me regañan, todo me oyen y todo me aguantan”, comenta Rodrigo Avilés a EL UNIVERSAL QUERÉTARO.
A parte de ser un proceso laborioso que requiere crear un diseño específico, las condiciones climáticas influyen de manera determinante en el acabado de la pieza. Si el día está nublado el cartón tarda más en secarse y su creación se retrasa. “Pero la espera vale la pena”, dice Rodrigo mientras acaricia con ternura las calaveras ya terminadas. “Es que muchas se ven muy lindas, como chiqueadas”, añade.
Papel picado, piñatas, máscaras, mojigangas, Judas, pirotécnica y escenografía para eventos teatrales son sólo algunas de las piezas que Rodrigo crea utilizando el cartón.
“Pero mi especialidad son las calaveras, desde que vi los grabados de Posada fue lo que más me maravilló, sus matices y sus formas y la forma de burlarse en cierta forma de la política y de la misma gente”, replica el joven cartonero.
De las 100 piezas que conformarán el altar que estará en el Jardín Guerrero, se encuentran La Catrina, una pareja de novios, un zapatero, unos músicos, unos borrachos, las Marías y Adelitas, además de calaveras de perros y hasta ánimas huesas que custodiarán la figura de José Guadalupe Posada.
Son 50 piezas de cuerpo completo y 50 de cráneos y otros utensilios que formarán el altar para la celebración de Día de Muertos que ha programado el Instituto de Cultura del Municipio de Querétaro.
La tradición viene de familia
Desde hace ocho años Rodrigo Avilés Flores, originario de Michoacán, vive en Querétaro. Proviene de una familia que mantiene su unión a través las tradiciones, como el Día de Muertos y Navidad.
“Mi abuelito fue cartonero, fue de los primeros que hizo mojigangas en Ciudad Hidalgo. De él viene todo esto. Las primeras calaveras que hice estaban bien feas y me costó mucho trabajo llegar a estas Catrinas, pero todo el ejemplo viene de mi abuelito que también llevaba una carpa de títeres a los pueblitos, mi abuelito hacia los cuerpos y mi abuelita, que era invidente, bordaba la ropita de las marionetas a pura tientas”, recuerda.
Estando en Michoacán, Rodrigo se dedicó a enseñar la cartonería a niños y jóvenes de primaria, secundaria y preparatoria, para festejar el Día de Muertos en El Carnaval de la Noche de la Calavera, un desfile que hasta la fecha continua.
Esta misma tradición la quiere implementar en Querétaro, a través de talleres, en espera de que los niños y jóvenes se interesen en mantener vivas las tradiciones mexicanas, porque para Rodrigo la cartonería “es un trabajo muy bello, espero que la gente aprecie un trabajo que de principio a fin se hace con las manos y el ingenio, espero que ayuden a que no se pierda esta tradición que es hermosa”.