La figura de la heroína Josefa Ortiz de Domínguez ha mantenido en la sombra a la ilustre benefactora Josefa Vergara, quien dejó toda su fortuna a beneficio de la ciudad, para crear grandes obras como el Teatro de la República, y en honor a ella se montó en Palacio de Gobierno un altar, y en Plaza de Armas se aprecia la ofrenda altar para Juan Caballero y Ocio, otro gran benefactor de Querétaro.
A través de la Secretaria de Turismo, gobierno del Estado de Querétaro, promueve los festejos del Día de Muertos, con estos altares que unen la tradición prehispánica con la modernidad. En este puente que corresponde al Día de Muertos Secretaria de Turismo espera la visita de 32 mil 700 personas, que podrán apreciar los detalles de estos altares que honran a dos queretanos.
En Palacio de Gobierno luce en lo alto del altar la imagen de Doña Josefa Vergara, a quien la ciudad de Querétaro le debe grandes obras. Doña Josefa contrajo nupcias con José Luis Santos Frías, juntos empezaron a formar una fortuna por sus habilidades en los negocios, y al no tener hijos propios decidieron compartir su fortuna con órdenes religiosas y educativas. A la muerte de su esposo, Josefa continuó su labor altruista, y en su testamento dejó estipulado que su herencia fuera utilizada en beneficio de la ciudad.
El historiador Edgardo Moreno explicó que obras como el alumbrado público y drenaje de la ciudad fueron costeados con la herencia de Vergara, además fueron financiadas obras tan significativas como el Teatro Iturbide, hoy el Teatro de la República, uno de los recintos emblemáticos de la ciudad y la historia de México, porque ahí fue donde se firmó la Constitución de México, recordó el gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez.
La magna ofrenda para Don Juan Caballero y Ocio, sacerdote queretano que financió la construcción de templos y conventos de la ciudad, combina la esencia prehispánica con detalles de la modernidad. Agua, flores de Cempasúchil que significan la vida, veladoras que son la luz, maíz que significa la esencia del hombre, tapetes de aserrín con adornos vistos en las artesanías y vestidos de los indígenas otomíes.
En lo alto hay una cruz y la imagen de Juan Caballero y Ocio, la ofrenda es custodiada por cuatro puertas, que reflejan los cuatro puntos cardinales. Y en la noche esas puertas sirven de pantalla para proyectar más referentes a la tradición de Día de Muertos que se celebra en todo México.
“El Día de Muertos, recordemos, que para nuestros ancestros no era un día de duelo, era un día de renacimiento, celebraban la vida a través de la muerte”, explicó el historiador Edgardo Moreno.
En la inauguración y encendido del altar de Plaza de Armas estuvo presente el gobernador Francisco Domínguez, con su esposa Karina Castro, presidenta del Sistema Estatal DIF; y se destacó la presencia de la directora del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes (IQCA), Paulina Aguado Romero, y el secretario de Turismo, Hugo Burgos García.