Conmemorando un año del fallecimiento de Salvador Alcocer, “Chava” para los cuates, se realizó una lectura pública de su obra y se presentó el libro “Un vaso de agua”, último compendio de textos creados por el poeta rebelde.

En el barrio de San Sebastián, barrio donde creció Chava, y a lado de la escultura que inmortaliza su figura, se realizó un homenaje a Salvador Alcocer, quien falleció el 29 de enero de 2013.

Con la presencia de Kyria Alcocer, hija del poeta; Laura Corvera, directora del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes (IQCA), y Levy Barragán, en representación de Juan Antonio Isla Estrada Coordinador de Asesores del gobernador de Querétaro, se realizó el homenaje al autor de “¿Qué ciudad es ésta?”.

Su hija Kyria Alcocer emocionada agradeció a los asistentes su presencia en “este día tan importante, recordándolo aquí en su barrio que era todo para él, tantos recuerdos, aquí vivió gran parte de su vida”.

Por su parte, Laura Corvera Galván, directora del IQCA, dijo que el homenaje al poeta se extendió a las Salas de Lectura, Paralibros y Bibliotecas Públicas del Estado, en donde se realizaron lecturas del legado literario que dejó Alcocer.

En el homenaje se regalaron ejemplares de sus diferentes publicaciones y del disco “Poesía, Salvador Alcocer en voz del autor”, que contiene grabaciones de los libros “La casa de otoño”, “Libro feo” y “Papeles en la mesa”.

También se obsequiaron ejemplares de “Un vaso de agua”, publicación que pertenece a la Colección Literatura Portátil de Letras de Querétaro del Fondo Editorial de Querétaro. El libro reúne poemas como “Que miseria sufrir”, “Los compañeros pelando la papa”, “Polvo” y “Tú no eres de aquí”, entre otros textos que ilustran el trabajo poético de Alcocer.

En vida, el mismo Chava Alcocer declaró que “Un vaso de agua” es cosa muy importante, uno comienza buscando título rebuscados, significativos y termina uno en lo más simple”.

Salvador Alcocer Montes nació en 1930 en la Ciudad de México, pero fue en Querétaro donde creció, conoció la poesía y a muchos cuates. En sus inicios como escritor, primero quería ser dramaturgo y pensaba que la poesía era como fácil, “yo mismo me entrampé porque no es fácil, resulta que al final de cuentas, de la literatura, la poesía es de lo más difícil”, reveló.

Entre los libros publicados del poeta destacan: “¿Qué ciudad es esta?” (UNAM, 1978); “Faltan tres huevos para el amanecer” (Editorial El juego, 1978); “Árbol de fuego” (Gobierno de Querétaro, 1996); “Papeles en la mesa” (Editorial Tunastral, 1998); “Canario Ciego” (UAQ, 1984) y “El libro feo” (SUPAUAQ 2000).

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