Cuando detuvieron a Joaquín El Chapo Guzmán, el 21 de febrero pasado, en una playa de Mazatlán, el británico Angus Macqueen y el peruano, radicado en Estados Unidos, Guillermo Galdos, no tenían duda alguna de que se trataba del “más buscado” por la justicia de Estados Unidos y México. “nuestro contacto nos habló y nos confirmó que sí era él”, indicó Macqeen.

Ambos cineastas se habían pasado años persiguiendo al capo para filmar un documental, The legend of shorty (Chapo), que el pasado fin de semana se exhibió en un teatro de San Miguel de Allende, en el marco del XVII Festival Internacional de Cine de Guanajuato, donde compite por el premio La Cruz de Plata a la mejor película documental.

Los cineastas siguieron a El Chapo con cámara en mano hasta la Tuna, su pueblo natal, y hablaron con su mamá, doña Consuelo Loera.

“De haberlo encontrado le hubiera preguntado qué se siente ser el responsable de tantas muertes”, dijo Macqeen.

Ambos estuvieron en su rancho, llamado El Cielo, en lo alto de la sierra de Sinaloa, por invitación del narco, les dijo que quería hablar con ellos y luego se arrepintió. “Posiblemente pensó que no tenía nada que decir”, dijo el cineasta.

Los directores también estuvieron en sus sembradíos de marihuana y amapola, hablaron con sus guardaespaldas, documentaron el trasiego de la droga en Sinaloa, platicaron con la gente de las rancherías que lo veían como un héroe y no como un villano. Entrevistaron a militares, policías y marinos, para ver las dos partes del conflicto.

Reconoció el estadounidense que quienes realmente corren peligro en sus indagatorias sobre el narcotráfico en México son los periodistas mexicanos “ellos son los héroes, nosotros no”, agregó.

El director informó que el documental se estrenará en América Latina a través de Discovery Channel “posiblemente el año próximo”, dijo. En estados Unidos la cadena PBS tiene los derechos de exhibición y en México no tiene distribución hasta el momento.

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