Morelia.— “Cuando aprendes a dar un serie de tres buenos madrazos en la vida, entonces no vuelves a ser el mismo”, dice Edgar Ramírez, al recordar la película que estrenará en México e2l mes próximo.
El actor venezolano se puso los guantes de pugilista para interpretar a Roberto Durán, campeón del mundo, en la película Manos de piedra.
La cinta fue titulada así en honor del apodo que respaldó al atleta panameño durante su carrera.
“El boxeo te deja un ‘foco’ para siempre, en él se administra, ahí son varios rounds de tres minutos, pero son los más largos del mundo y si te caes, debes levantarte, pero ir paso a paso”, señala el actor.
Ramírez es cauto ya. Ha cambiado con respecto a cuando en esta misma ciudad y festival de cine, presentó Elipsis, cinta venezolana, hace ya una década.
Ahora es uno de los latinos más sólidos en Hollywood, actuando en Furia de titanes 2 o siendo el coprotagónico en la revisitación de Point break, que en los años 80 impulsó la carrera de Keanu Reeves.
Manos de Piedra que llegará a salas nacionales el 11 de noviembre es dirigida por su Jonathan Jacubowicz (Secuestro express), quien durante siete años mantuvo el proyecto vigente, hasta que logró financiamiento y reclutar a Robert de Niro, en el papel de entrenador de Durán, y Oscar Jaenada (Cantinflas) como su mejor amigo.
Pero curiosamente fue una mujer la que lastimó a Ramírez en el rodaje y no las múltiples secuencias de peleas o los duros entrenamientos previos a los trabajos de filmación.
“Hice sparring (rounds de entrenamiento) con boxeadores amateur, peleas intensas y el único lugar donde me rompieron la nariz fue con una actriz en una escena dramática y con la que hace de mi esposa en la película, fueron las únicas veces”, narra.
Fición y realidad. ” Lo importante de aprender a boxear y de convertirme en boxeador es que te proteges, aún con coreografías; el conocimiento previo te permite reaccionar, entrené con un equipo alucinante de entrenadores y lo primero que me decían era la importancia de aprender a boxear como un mecanismo de seguridad”, agregó el venezolano.
El reto mayor era, cuenta, que la película le gustara a Roberto. “Cuando vio la película por primera vez en Cannes y enfrente de una de las audiencias más tremendas del cine, al final terminó llorando, lloramos con él de emoción, porque nos jugamos todo. Es un homenaje en vida para una persona que lo merece”, considera Edgar.
El actor apoyó en su momento Desde allá, de su connacional Lorenzo Vigas, que realizó al lado de los mexicanos Guillermo Arriaga (Amores perros) y Michel Franco (Chronic).
“Hay planes con amigos, pero por ahora no puedo decir nada, pero ahí están”, comenta.