El momento estaba por llegar y César, el novio, esperaba ansioso la llegada de Marimar, quien le imprimió un toque romántico y auténtico a su ajuar de novia, al agregarle un velo en color rosa pastel, que hizo juego con los vestidos de las tres pequeñas pajes.
Familiares y amigos de Marimar López y César Torres se dieron cita para ser partícipes de una nueva etapa en la vida de la pareja, que luego de tres años de noviazgo decidió dar el siguiente paso, cambiando la página a un nuevo capítulo: el matrimonio.
La Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, ubicada en el Pueblo de Jurica, fue el escenario para llevar a cabo esta unión, en la que Raúl López, padre de la novia, encaminó a Marimar hacia el altar. Enseguida las damas de honor, entre amigas y primas, enmarcaron la llegada con sus vestidos floreados en dos tonos diferentes de azul.
“Los dos tienen la dicha de haber sido educados por una gran familia, sus padres están entregando un tesoro que tuvieron por muchos años; ahora tienen que cuidarse entre ustedes, hoy se consagra este amor”, dijo el padre ante los presentes.
Durante la ceremonia las melodías religiosas fueron entonadas por un mariachi, detalle que la novia pidió para brindar un ambiente mexicano en la celebración.
Al finalizar la misa, los buenos deseos, felicitaciones y abrazos no se hicieron esperar. “Creo que lo que los caracteriza es que se nota lo mucho que se quieren, se conocen de hace tiempo y siempre los he visto muy unidos”, expresó Carmina Montero, madrina de velación.
Mientras que el padre del novio confió en un matrimonio duradero. “Deseo que sean felices y que sigan el ejemplo que le hemos dado, tanto los padres de la novia como nosotros, ambas parejas tenemos más de 30 años de casados”, puntualizó.
La feliz pareja se conoció el 14 de octubre de 2011 en el restaurante El Costeñito, exactamente seis años antes de su enlace nupcial.
“Recuerdo sus Converse rojos”, confesó Marimar cuando el padre le preguntó qué la había flechado en ese momento, mientras que César expresó que la sonrisa y la mirada de su ahora esposa lo cautivaron de inmediato.
El compromiso surgió cuando los amantes de la música realizaron un viaje al famoso festival Coachella, en el que César preparó el momento ideal para arrodillarse y pedirle a Marimar que fuera su esposa.
Al concluir la ceremonia religiosa, los invitados se dirigieron a la recepción en Quinta Mompaní, en donde los esperaba una celebración inspirada estilo boho, rodeado por la naturaleza y cerca de una pequeña cascada, además de un pozo de agua; todo fue iluminado por el encanto de faroles clásicos.
“La boda fue muy diferente y sabíamos que todo lo que eligiera sería muy representativo de la personalidad de ambos”, relató Cesi Feregrino, dama de honor y amiga de la novia desde la preparatoria.