Nailea Norvid es la esposa mexicana de Tim Roth, pero sólo en el cine “y por partida doble”, aclaró en entrevista. La rubia hace ese papel de cónyuge del británico en “600 gramos”, de Gabriel Ripstein, premiada en el festival de Berlín por mejor director; y repite el personaje en “Chronic”, de Michael Franco.
Esta última puesta en escena se estrena el 8 de abril con título distinto, “El último paciente”. “No sé por qué tardó tanto su estreno”, se queja la actriz. Un año justo, luego de haber sido premiada con La Palma de Oro en Cannes por mejor guión para Franco.
Con todo y retrasos han sido buenos años para Norvid en la pantalla grande. En 2015 estrenó “El Incidente”, extraña película de ciencia ficción de Isaac Ezban. “Ya lo veremos como un (Guillermo) Del Toro”, dijo.
En “El Incidente”, Norvid hace de una mujer que se queda atrapada en el tiempo, en medio de una carretera, junto con su esposo.
En teatro se encuentra de gira nacional con la obra “Los corderos”, del argentino Daniel Veronese.
Obra con cinco personajes en un pequeño departamento. Una pareja, un ex amante, una hija y un vecino.
Teatro de “encuentros y desencuentros, textos incongruentes, afirmaciones negativas y todos los ingredientes que hacen del teatro de Daniel Veronese un teatro vivo totalmente contemporáneo”, dice en la reseña oficial.
“Los corderos” se presentó en San Luis Potosí, San Miguel de Allende y Querétaro. En mayo viaja a Oaxaca y Monterrey. Recorrerá 20 plazas en total.
Nailea Norvid es actriz desde los 6 años, debutó en teatro con La casa de las muñecas de Henrik Ibsen. Es conocida por sus papeles “de mala” en telenovelas y personajes intensos en el cine y en el teatro.
“Pero creo yo que la mejor etapa de mi carrera será cuando me dejen de pedir cosas intensas, yo quiero hacer personajes como muy contenidos, como el cine de (Michael) Haneke, creo que va más conmigo, pero hasta que no llegue un director con esa paciencia y esa visión, sigo haciendo lo que la gente sabe que puedo hacer”, aclaró.
Dijo que nunca ha sido una actriz para ser estrella de grandes reflectores y alfombras rojas. “No me atrae, eso ha venido por añadidura, pero la única razón por lo que hago esto es que cuando hacemos un personaje, nos identificamos con uno mismo”, citó.
Que sus hijas, Tessa y Naian, son dos profesionales, independientes “y respetuosas del trabajo en equipo”, dijo.
Que el teatro ofrece el gozo de ser otra persona, con otra sicología, y que la vida del actor es extraña por eso, porque se siente bien siendo otro y no ellos mismos.
“La vida del actor es muy compleja, porque cuando no estamos haciendo algo nos desquiciamos y pensamos: ¡ Quién soy!, ¡Quién soy!, pero cuando estamos haciendo a otro, sabemos que estamos en nuestro elemento”, declaró.