Desde que la memoria y tradiciones vivas de los otomí-chichimecas del municipio de Tolimán ingresaron a la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (UNESCO, 2009), ha aumentado el turismo en las capillas otomíes (capillas familiares o capillas oratorio), sin embargo no hay un programa turístico que responda a dicha demanda.

Mirza Mendoza, antropóloga del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) delegación Querétaro, dice que “las capillas son propiedad privada, hay algunas touroperadoras que se han lanzado a organizar visitas en algunas capillas, en función de que conocen a uno o dos dueños, pero que haya una normatividad, una oferta turística formal, en términos que tomen en cuenta el criterio de los dueños de capillas, no”.

A través del INAH y la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) se trabaja en un proyecto “para concretar en función de que se resuelva la demanda turística que están teniendo, y para eso hay que reunirse con los dueños de capillas, ver cuáles son sus problemas, preocupaciones, pues también abrir una capilla es mucha responsabilidad, tienen antigüedades como las cruces que representan el linaje de la familia”, explicó Mendoza.

El principal objetivo del proyecto en el que trabaja el INAH y la UAQ es garantizar la conservación de las capillas que son Patrimonio de la Humanidad, al ser parte de los “Lugares de memoria y tradiciones vivas de los otomí-chichimecas de Tolimán: la Peña de Bernal, guardiana de un territorio sagrado”, nombre como fue registrada la declaratoria concedida por la UNESCO, en 2009.

En el municipio de Tolimán se encuentran 260 capillas familiares, algunas construidas en el siglo XVII, la mayoría pertenecen al siglo XVIII y XIX, entre las comunidades de San Pablo Tolimán, San Antonio de la Cal, pero es en San Miguel Tolimán la comunidad donde actualmente se encuentran más capillas en uso ritual original.

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