Ciudad de México.— Campesinos de al menos cuatro organizaciones como la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA) bloquearon ayer al mediodía el acceso al Museo del Palacio de Bellas Artes. Su manifestación, dijeron, era pacífica y en contra de la obra La Revolución, de Fabián Cháidez, que forma parte de la exposición Emiliano. Zapata después de Zapata por considerar que “denigra” la figura del revolucionario.

En poco más de cuatro horas gritaron consignas y pedían: “¡Que la quemen, que la quemen!” Hacia las dos de la tarde, jóvenes de la comunidad LGBTI acudieron al recinto para pedir por la libertad creativa y de expresión. La protesta “pacífica”, entonces, acabó en golpes a los jóvenes; hubo agresiones verbales: “maricones”, “no, gays no, eso es un asco”,“sidosos”, y uno de ellos sufrió el robo de sus pertenencias.

Ninguno de los campesinos, alrededor de 150, quería escuchar ni entablar diálogo con personal del INBAL ni con los jóvenes LGBTI. “Dan asco”, “¿para qué vinieron”, “los vamos a agarrar a putazos para que aprendan”, “¡pervertidos!”, “¡a esos putos no hay que hacerles nada más que lo que a una mujer!” fueron sólo algunos de los gritos. Las agresiones verbales se tornaron físicas contra los ocho miembros de la comunidad LGBTI y periodistas.

Los manifestantes liderados por Álvaro López Ríos llegaron al filo del mediodía para pedir que retiraran la obra de Cháirez. Permanecieron sentados en las escalinatas que dan al Museo. Alrededor de las 14:30 horas, miembros de la comunidad LGBTI arribaron poco a poco y pidieron libertad creativa. No fueron escuchados. “Es una violación a una persona (Zapata) y ya, ¡fuera!”, dijo una integrante de la UNTA. Entonces el grito de “fuera, fuera, fuera” opacó la petición de libertad de los activistas.

La discusión subió de tono hasta el punto en que López Ríos, dirigente de la UNTA, aventó una botella de agua al periodista y activista Antonio Bertrán. Los chicos de la comunidad LGBTI, para protegerse, formaron una valla, pero duró poco porque los campesinos seguían gritando que se fueran. Entonces, una integrante de la UNTA golpeó a una activista con el palo de su bandera, comenzaron los empujones en el vestíbulo hasta que el tumulto se convirtió en un linchamiento de un centenar de personas contra el pequeño grupo de activistas.

Con patadas, puñetazos y jaloneos, la comunidad LGBTI y algunos periodistas fueron sacados de Bellas Artes; pero las agresiones no pararon en la explanada, pues hombres y mujeres de la UNTA continuaron con los golpes hasta el corredor Ángela Peralta.

Minutos después, los manifestantes se retiraron con la promesa de volver “todos los días hasta que la quiten y a ver quién se cansa primero”, dijo uno de los campesinos.

Miguel Fernández Félix, director del Museo del Palacio de Bellas Artes, fue el único representante del INBAL que se acercó a los manifestantes. A gritos dijo que todos estaban invitados al museo. “Este es su museo, es de todos”, decía, pero nadie lo escuchó y luego se retiró.

El artista. En entrevista, Fabián Cháirez, autor de La Revolución, dijo que está en pláticas con diferentes colectivos de la comunidad LGBTI para organizar una manifestación: “Las agresiones sólo evidencian la homofobia en el país porque aún se sigue asociando el VIH con la homosexualidad, por ello estoy organizando una manifestación que será en favor de la libertad de expresión, el viernes 13, a las 16 horas, en la explanada de Bellas Artes. Buscaré que haya seguridad para todos los participantes, no sólo la mía”, declaró.

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