El título de la nueva exposición de Alix Yolitzin hace referencia a la frase “No hay lugar como el hogar”, pero cambiando el sentido, para exclamar: No hay lugar para un hogar, desde una postura de desesperanza. Con la presentación de 27 piezas de pintura, dibujo, grabado, instalación y arte objeto, que reflexionan sobre el derecho a una vivienda digna para las mujeres, Alix inaugura la muestra el 16 de enero, en Galería Libertad.
No hay lugar para un hogar (2023-2025) habla del despojo, el difícil acceso a la vivienda y a una casa propia, la construcción de la memoria y el derecho a habitarla. La muestra se basa en un cuento, un recuerdo, “una ficción (o no)” sobre una historia de desalojo, violencia vicaria y migración forzada como una forma de pérdida simbólica y material del cuerpo, del territorio y el espacio.
“Desde una postura personal, No hay lugar para un hogar indaga sobre la precarización o falta de vivienda, la escasez de servicios e infraestructura y el hacinamiento, como desigualdades estructurales y formas de violencia sistemática en México que nos atraviesan desde la infancia, y afectan en su mayoría a las mujeres, como principales responsables, por designio patriarcal, de los cuidados, la crianza, el trabajo doméstico y la administración del hogar”, comparte Alix.
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La idea de tener y vivir en una casa propia es un anhelo que germina desde la niñez. “Sin embargo, al llegar a la vida adulta nos damos cuenta de que las probabilidades de poder vivir en el derecho de habitar un espacio que cubra nuestras necesidades es demasiado difícil para una mayoría de nosotras, las mujeres”.
La casa, el hogar, no sólo es un lugar donde vivir, también se convierte en un refugio, en un lugar seguro. Pero cuando no hay casa, no hay seguridad.
“Quizá, lo más cerca que he estado de tener una casa propia es tener una casa de muñecas. El sueño de la casa de muñecas. La casa infantil, rosa, cálida, acogedora. El sueño de tener, de poder- existir en un lugar seguro, dentro de cuatro paredes, una habitación propia donde descansar sin sentir el miedo al desalojo, ‘pegar el ojo’ sin sentir el miedo a la violencia. Habitar un espacio en donde construir recuerdos, memorias, a través de objetos sabiendo que estarán ahí, como tesoros que contienen identidad, pensamientos, afectos. El sueño de la tierra donde asentar las raíces y la esperanza del futuro”.
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Su inquietud sobre este proyecto fue por una historia personal de despojo, migración forzada y violencia económica, y debido a esto, “reflexiono ante la problemática que existe en México sobre la falta de vivienda para los sectores más precarizados y vulnerables de la población, siendo las mujeres las principales afectadas debido a qué hay, (según estadísticas del Inegi) entre otras cosas, una brecha salarial importante con respecto a los hombres, y esta situación se agrava cuando existe una separación familiar, y la mujer queda al cuidado y como sustento económico de los hijos, aunado a que muchas de ellas sobreviven a la violencia vicaria, lo que precariza su calidad de vida, aún más”.
El acceso a una vivienda digna o adecuada para las mujeres, ya sea por un crédito hipotecario o arrendamiento, refiere Alix que está influenciada de manera importante por “una disparidad de género que se observa en factores como: el acceso a la educación, el tiempo dedicado al trabajo no remunerado, los bajos salarios, la discriminación racial, y la discriminación por origen, nivel socioeconómico y edad”.
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Es por ello que Alix reflexiona sobre esta problemática. “Me parece pertinente ocupar el arte como una herramienta narrativa de esta problemática que, aunque la presento a nivel individual, creo que la encarnamos muchas madres e hijas en el país y que probablemente exista una oportunidad de reflexionar ante esta situación para seguir manifestando la necesidad de que las mujeres existamos en dignidad”.
No hay lugar para un hogar se inaugura el jueves y permanecerá en Galería Libertad hasta el 9 de febrero.