En el municipio de Añora, España, se distingue por tener una proporción de un 10 y un 15% de personas pelirrojas, un hecho inusual para los mismos españoles y llamativo para el resto de Europa. Porque los pelirrojos atraen por su color la admiración de los curiosos y el sobresalto de los supersticiosos.
Para visibilizar a las personas pelirrojas mediante retratos y objetos que reflejan la esencia de este segmento de la población, “que en ciertos momentos de la historia ha sido estigmatizado e incluso discriminado”, 40 artistas liderados por Gustavo Villegas crearon una propuesta pictórica de 77 obras dedicadas a los pelirrojos, al color rojo y sus derivados.
La exposición colectiva Añora se inaugura mañana, a las 18:00 horas, con un aforo limitado en la sede de la Galería Nuqleo, ubicada en el Parque Querétaro 2000. Y a partir del 9 de julio y hasta al 17 de agosto estará abierta al público en un horario de visita de 9:00 a 20:00 horas, de lunes a viernes.
Algunos de los artistas que participan en esta colectiva son: Ale Mercado, Ana Lau Garfias, Ana Loyola, Andrea Ferenc, Aranza Ramírez, Brigitte Prues, Clarissa Castañeda, Daniela Rosado, Erika Nieto, Estela Jiménez, Flor Reza, Gabriela Durán, Galia G. de la Rosa, Gina Ríos, Gloria Pedraza, Leslie Krause, Lily Bejos, Lú Sierra, Mariana Loyola, Mirna Romero, Poli Valerio, Roberto Ríos, Rose Ricaud, Soraya Montes, Susana Suárez, Verónica Almanza y Verónica R. Lomel
El dramaturgo y narrador Imanol Martínez González es el autor del texto de sala de la exhibición, en donde dice: “La singularidad de los pelirrojos —menos del 4% de la población mundial— ha permitido que culturalmente se revista su condición física y que ello determine la manera en que se relacionan con el mundo y, sobre todo, el mundo con ellos: de la superstición a la asociación con la maldad, la diferencia, desafortunadamente, ha sido sinónimo de desprecio o poco respeto. Por ello una representación despojada de esas connotaciones maliciosas como Añora —la cual toma el título de un pueblo español con un número inusualmente alto de pelirrojos— resulta importante para el reconocimiento de la población.
La cercanía de su nombre con un verbo que define el recuerdo con pena de una ausencia o pérdida de alguien o algo querido, lo hace doblemente significativo ¿el pelo rojizo no es de algún modo una cuestión de herencia en ausencia?”.
Gustavo Villegas Solís es originario de la Ciudad de México y actualmente radica en Querétaro. Pintaba en acuarela y en lugar de decidirse a estudiar Artes Plásticas, estudió Diseño Gráfico. Después de un tiempo de ejercer su profesión dejó el despacho donde trabajaba y desde 2006 se dedica de tiempo completo a la pintura.
A raíz de la exposición Azarosos placeres, que fue presentada en el Polyforum Siqueiros (Ciudad de México, 2009), el artista comenzó a profundizar sobre el tema de los automóviles chocados, un proceso que le ha permitido indagar desde diferentes perspectivas la destrucción.
En 2019, Villegas Solís fue uno de los ganadores de la Bienal Nacional de Pintura Julio Castillo con un obra compuesta por tres piezas de acuarela y tinta vinil sobre papel, titulada Impermanencia 21, DA, Rue du Grand Chene 7, que fue resultado de un trabajo de investigación que realizó en Montreux, Suiza, durante una residencia artística en 2018.