Las perritas Cañita y Tristana son tal vez las primeras actrices de cuatro patas en Querétaro, su peculiar participación en la obra Yankee Blues —escrita y dirigida por Mariana Hartasánchez y protagonizada por el compositor Ignacio Baca Lobera y el director del Museo de la Ciudad, Gabriel Hörner— ha llamado la atención de nuevos espectadores y viejos amantes del teatro.
En dicho montaje, las simpáticas perritas dan la bienvenida a los espectadores, después merodean por el recinto, corren en círculos y ladran cuando la escena así lo amerita, pero también bajan del escenario para interactuar con el público, de quien buscan mimos y caricias
Llama la atención que en esta puesta en escena ninguno de los intérpretes tiene formación de actor y aún así cautivan al público con sus personajes de los hermanos Homer y Langley Collyer, dos exóticos estadounidenses con un serio trastorno por la acumulación.
Hörner, dueño de ambas perritas, confiesa que formó parte de algunos grupos de teatro, sin embargo, nunca antes había pisado el escenario, por lo que esta puesta en escena también fue su debut como actor.
La propuesta vino de la directora Mariana Hartasánchez, quien invitó a Ignacio y a Gabriel a participar en la obra, este último aceptó con la condición de que también participaran sus compañeras Cañita y Tristana.
“Un día me dijo Mariana ‘soñé que dirigía una obra en la que salían tú e Ignacio, ¿qué te parece si la hacemos?’, yo le dije que yo no sabía actuar, pero tenía una gran responsabilidad porque si no aceptaba entonces la obra ni siquiera se escribiría, terminé aceptando la propuesta, pero le dije a Mariana que las perritas tenían que estar en la obra y Mariana dijo ‘perfecto’”.
La historia —que aborda el tema del racismo y la acumulación de objetos— muestra a los hermanos Collyer en la intimidad de su mansión, en 1947, acompañados por Tristana, en el papel de una perrita llamada Wall Street y por Cañita, “que se interpreta a sí misma”, comenta Hörner entre risas.
Como cualquier actriz, las caninas estuvieron presentes en los ensayos, por lo que identifican las escenas en las que deben correr, ladrar, acercarse a algún personaje para recibir un premio o simplemente sentarse en el regazo de Gabriel, mientras interpreta al hermano Langley.
Ver a un par de perros en el escenario es algo poco común, y Hörner lo reconoce como tal, por lo que celebra que sus compañeras brinden este plus a la obra, pues dice, ambas rompen la barrera entre el actor y los espectadores, al bajar del escenario e interactuar con el público.
“Ellas rompen la cuarta pared, cuando hay alguien que conocen van y lo saludan, pero también van a que la gente las acaricie, está padre porque aunque es una puesta muy tradicional ellas tienen una interacción con el público y generan cierta intimidad con las personas que están viendo la obra”.
El director del Museo de la Ciudad va siempre acompañado de Cañita y Tristana, quienes saludan a los visitantes e incluso acuden a ruedas de prensa y montajes. Por lo tanto, no es sorpresa que ambas lo acompañen también en escena.
Hörner insiste en que los museos deben aprovecharse al máximo y por lo tanto, innovar en la forma de crear contenidos para atraer nuevos públicos.
“Siempre me ha gustado que el trabajo administrativo no sea contrario al trabajo que hacen las personas que usan el museo, siempre trato de involucrarme, de repente meto exposiciones a mi oficina, he prestado mi escritorio para algunas producciones, en este museo tenemos acceso permitido a personas que vengan con sus perros”.
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La obra Yankee Blues está a punto de culminar sus presentaciones
Restan dos funciones, que serán el viernes 6 y sábado 7 de agosto, a las 20:30 horas en el Museo de la Ciudad.
El recinto se ubica en la calle Vicente Guerrero Norte #27, en el Centro Histórico de Santiago de Querétaro.
La puesta en escena es escrita y dirigida por Mariana Hartasánchez.