Más Información
Aunque la celebración del Día de Muertos existe en México desde la época precolombina, con la llegada de los españoles algunos de sus elementos esenciales fueron modificados y se incluyeron nuevas prácticas que han permitido su permanencia a través del tiempo.
Con el paso de los años, la influencia anglosajona del país vecino se hizo presente a través del “Halloween” —también conocida como Noche de brujas—, festejo en el que chicos y grandes acostumbran disfrazarse de vampiros, zombies, almas en pena o de algún personaje histórico para salir a pedir dulces a las casas vecinas o sumarse a una divertida “velada de ultratumba”.
Como parte de este sincretismo, en los últimos años, hombres y mujeres han retomado en sus disfraces a la afamada ‘Calavera Garbancera’, del grabador ilustre Guadalupe Posada, quien a través de una mirada crítica, a finales del siglo XIX dio vida a este simpático y elegante personaje, para cuestionar el culto a la modernidad, en la sociedad porfiriana.
A través del mural: “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”, el pintor Diego Rivera popularizó en 1947 esta figura, bautizándola como La Catrina; desde entonces, las y los mexicanos han utilizado este personaje para simbolizar en esta fecha, su visión particular sobre la muerte, en la que más que desdicha y tristeza, abunda la picardía y el buen humor.
La Catrina no sólo ha inspirado a los artesanos mexicanos a recrear su sonrisa con azúcar, papel, barro o cartón, la misma gente ha optado por encarnar a este personaje, delineando su sonrisa socarrona sobre sus rostros y ataviándose con su elegante vestido afrancesado y su sombrero decimonónico adornado con flores y plumas de avestruz.
Para ello, la artesana y comerciante, Tania Luna, desde hace más de veinte años, ofrece en su puesto —ubicado al interior del Mercado Escobedo—, todo lo necesario para invocar a esta figura tan característica del Día de Muertos.
“Comenzando el mes de octubre, empiezo a elaborar los tocados y los sombreros, que yo misma decoro y pinto”, dice Luna, quien además de los accesorios, oferta los vestidos en diferentes tallas, así como máscaras de hule y tela de La Catrina, además de tatuajes faciales con pedrería de colores.
Para quienes prefieran un aspecto más real, ofrece una amplia opción de pintura y maquillaje especial “que pueden aplicarse siguiendo los miles de tutoriales en Youtube”, asegura Tania con una son- risa, quien además de contar con todo lo necesario para caracterizarse de este personaje, ofrece una amplia variedad de disfraces y accesorios para todas las épocas.
Vístete de La Catrina
- Su local es el número 45 y 46, y abre de las 8:00 a las 20:00 horas.
- De acuerdo con Tania, el costo total para la caracterización de La Catrina asciende a 700 pesos.
- Los tocados florales cuestan entre 35 pesos y 79 pesos.
- Las máscaras están en 120 pesos.
- Los vestidos se venden en 300 pesos, en todas las tallas.
- Maquillaje y tatuajes faciales con pedrería van de 25 a 35 pesos.
arq