“¡Tengo esto, me está quemando, me está quemando, y no sé qué hacer!”, gritaba Ernesto con el primer bosquejo de Cheilor Mun en las manos, pidiendo a amigos y familia que lo leyeran. Era el año 2017. En 2019 se estrenó el montaje con la dirección de Uriel Bravo, y desde entonces el personaje que interpreta el mismo Ernesto Galán se ha dedicado a conquistar al público, y hoy se empodera con la develación de la placa que conmemora sus 100 representaciones. Una fiesta con todas las medidas de sanidad.
“Son 100 representaciones y sí es para celebrar. El hacer teatro es un acto de alta generosidad, tanto del que se toma el tiempo para ir a ver una obra, como del que se ficciona en escena. Esta función especial es una forma de agradecerle a ellos (público) y agradecerme a mí, a todas las personas que me rodean en carne y espíritu”, dice Ernesto en entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro.
Raúl Adalid, Elvira Richards, Mariana Perusquía y Paulina Aguado Romero, titular de la Secretaría de Cultura del estado de Querétaro, son los invitados a develar la placa de las 100 representaciones de Cheilor Mun, en la función especial de hoy, a las 20:00 horas, en el Foro de Usos Múltiples del Museo de la Ciudad.
¿Cómo ha mutado la historia, su autor y actor, del estreno a estas 100 representaciones?, es la primera pregunta para el inquieto artista.
“Mi memoria se ha agudizado y potencializado momentos del montaje, momentos que eran muy determinantes para mí los ha recuperado mi memoria y los ha hecho más oscuros, complejos en escena y más dolorosos, pero no por eso menos disfrutables. La pandemia fue terrible, pero me dio la oportunidad de complejizar la forma de ficcionar, ficcionarme, y sobre todo repensar la mirada del público. Ahora siento una responsabilidad mucho mayor con el público y conmigo. Como actor encontré mecanismos más poderosos para ficcionarme, sobre todo desde el cuerpo, ir recuperando las memorias, potencializar mi forma de observar y crear”, responde.
Poderes contra responsabilidades
Cheilor Mun cuenta la historia de un hombre de 40 años, director de la misma escuela donde estudió de niño, un niño que tenía todo para ser “una guerrera lunar”. Pero resulta que a los 40, el Prisma Lunar parece que pierde sus poderes y pesan las responsabilidades que marca la sociedad: estudiar, tener un buen empleo, comprar una casa, un carro, casarte y tener hijos.
Una caja de huevos, unas canicas que corren por todo el piso, como ojos inquisitivos, y la vida de un hombre en vilo, hacen del montaje un altar al fracaso. “Fracasar dignamente y con estilo”.
Ernesto escribió el monólogo pensando en su propio “fracaso”. Abandonó la carrera de leyes, entró a estudiar artes escénicas y Cheilor Mun es su primer texto de dramaturgia.
La historia y el personaje son entrañables, ya han conquistado a todo público, no sólo de Querétaro, el unipersonal también se ha presentado en Panamá, Colombia y Perú. Pero su autor todavía tiene noches que le quitan el sueño y se autocritica.
La mayor satisfacción que le ha dado esta obra, dice Ernesto, es verse expuesto en escena.
“Hay una satisfacción muy alta al estar expuesto, a veces más de lo que quisiera, es una satisfacción muy grande exponerme y que alguien se dé el tiempo de ir a ver como alguien decide exponer una historia, una sensación y decide jugar a compartirla, al final eso es lo que todos buscamos, que nos vean”.
Será hasta noviembre cuando se anuncie una nueva temporada de funciones, mientras Ernesto trabaja en otros proyectos teatrales también de su autoría.