En el andador 5 de Mayo hay una pieza artística multicolor que para los niños resulta muy entretenida porque asemeja un pasadizo que pueden atravesar jugando, pero igual llama la atención de los adultos que, primero, curiosos se acercan a indagar qué es y al comenzar a habitarla se dan cuenta que también brinda la experiencia de verse y ver la ciudad de una manera distinta.
Co-existencia es el nombre de esta obra colaborativa, creada especialmente para intervenir este andador del Centro Histórico de Querétaro, como parte de las actividades del Festival Querétaro Experimental.
Fausto Gracia, artista visual, performer y coordinador del proyecto Co-existencia, explica que la instalación no sólo tiene una intención estética, también visibiliza las disidencias sexuales.
“La pieza es parte de todo un discurso social, es un posicionamiento ético político, y está dedicada a la reflexión y a la visibilización de las disidencias sexuales, la pieza tiene un texto de sala abierto a todo el público, y como parte de ese texto hay una dedicatoria a las disidencias sexuales: a los jotos, a las lenchas, a las trans, a les no binaries, porque considero, de manera personal, que es muy importante visibilizarnos y poder hacernos presentes en el espacio público; para mí responde también a una metáfora de la diversidad, es una metáfora de cómo coexistimos en todas estas diferencias”, señala el artista.
Una intervención del espacio público
Desde diciembre de 2021, Fausto comenzó a perfilar el trabajo de esta pieza que permanecerá en el Centro Histórico de Querétaro hasta el 23 de junio. La propuesta inició con el objetivo claro de crear una obra con la facultad de intervenir el espacio público.
“Es la intervención del espacio público desde una manera más consciente, para poder dialogar con el espacio y hacer que el mismo espacio público se vuelva habitable nuevamente, recuperar e intervenir de alguna manera, no con una imposición jerárquica, o que tenga que ver con una pieza de arte que es intocable, que no puedes generar ningún tipo de interacción, sino al contrario, desarrollamos la propuesta de obra que tuviera que ver con generar una experiencia distinta en relación al tránsito, pero también que permitiera que fuera habitada, apropiada por la gente, esos fueron los ejes ”, explica Gracia.
En su creación también se dialogó en cómo hacer que la pieza no sólo se transite, sino que se vea de una forma distinta dentro de la ciudad. “Al ser piezas muy contemporáneas que se mezclan con la arquitectura colonial que tenemos, buscamos generar un contraste, contrastes que dialogan y que consiguen generar un paisaje distinto”.
En el proyecto también colaboran Mario Hernández, Sara Elizondo, Christopher Cedillo, colectivo Motus y Maricruz Feregrino Vega, quienes trabajaron, desde su especialidad, en darle forma, sonido y color a la obra.
La instalación está compuesta por 24 estructuras que sostienen placas de colores primarios, “está el color rojo amarillo y azul, pero cuando lo empiezas a transitar, por la superposición, puedes ver el verde, el naranja, morado, y así se van construyendo todos los colores del arcoíris”.
Además, está sonorizada, mediante sensores que detectan la presencia de una persona, se activa un audio que propone ciertas indicaciones. Al tener sonido, la instalación también se vuelve accesible para las personas con discapacidad visual, explica el artista.
La principal recomendación, detalla Fausto, es visitar la instalación con tiempo, calma y dispuesto a vivir una experiencia distinta; en el recorrido podrán encontrar palabras entre los paneles, son términos que forman parte del manifiesto del artista chileno Pedro Lemebel titulado Hablo por mi diferencia, leído por primera ocasión en 1983.
Co-existencia se puede transitar desde su centro, por las orillas, o recorrer cada una de las estructuras. Y si visitan el Centro Histórico por la noche, la vivencia será también llena de color, pero distinta.
“Es una pieza transdisciplinar que está pensada para ser habitada, para generar una experiencia en relación en la forma en que nos hacemos presentes en la calle; y podemos ver ahora que conseguimos el cometido, la gente interactúa con la pieza desde que se instaló, y visitarla de noche brinda otra experiencia”.
También es una obra desmontable, que tiene la esperanza de migrar a otras delegaciones de Querétaro, incluso llegar a otros municipios, para seguir generando nuevas experiencias desde el arte y la reflexión.