En plena contingencia sanitaria por Covid-19, el pintor y muralista queretano Gustavo Pedraza Arvizu trasladó sus murales a un pequeño lienzo de no más de 30 centímetros, mismo que después convirtió en un cubrebocas.
Las imágenes de los cubrebocas hechos a mano por el artista se difundieron por internet y actualmente se han vendido y enviado a países como Francia y España, también se han distribuido al interior de la República.
“Lo que resultó de un momento de ocio ahora es mi trabajo, yo fui el primer sorprendido con la buena respuesta, hice uno para mí y ahora ya he vendido más de 150 cubrebocas, que en cierto punto son obras de arte, están hechos 100% a mano”.
Arte en miniatura. Al tratarse de un trabajo 100% artesanal, completamente hecho a mano, los cubrebocas de Gustavo Pedraza son más que una simple medida de protección, pues son obras de arte en miniatura.
Cada cubrebocas tiene un proceso de elaboración que tarda entre tres y cuatro horas, pues se realizan a mano y deben cumplir cierto tiempo de secado. Una vez terminados, estos pueden lavarse y reutilizarse cuantas veces sea necesario, lo que los convierte en un producto que podremos tener cerca durante la “nueva normalidad”, pues como algunos dicen, “el virus llegó para quedarse”.
Estos cubrebocas tienen un precio de 200 pesos, más el costo del envío, dependiendo del lugar en donde se encuentren los compradores.
“Es algo que está hecho a mano, lleva su tiempo, no es una producción en donde sólo imprimo los diseños. En hacer cada cubrebocas tardo aproximadamente tres horas, son telares negros en los que es muy difícil hacer un trazado negro, entonces no lo hay, coloco el óleo directamente, va sin solventes para que no sea dañino para las personas, esto hace que el secado sea más rápido porque la tela absorbe el óleo. Estos cubrebocas pueden ser parte de nuestra vida cotidiana, tal vez lo volvemos a usar en diciembre cuando tenemos la influenza, etc. Sea como sea, son obras de arte y por supuesto que son productos que se van a conservar, no son de un solo uso”.
Gustavo Pedraza reconoce que nunca tuvo la intención de comercializar dichos artículos, sino que en una tarde se dedicó a plasmar una de sus obras en su cubrebocas habitual, compartió los resultados en sus redes sociales, y a partir de ese momento los clientes comenzaron a contactarlo.
“Yo no dejo de pintar, una tarde vi mi cubrebocas y me surgió la idea de pintarlo, entonces lo subí a las redes y llamó la atención de mucha gente, ahí surgió la idea de hacer esta serie de cubrebocas pintados al óleo, la mayoría son obras mías que las traslado en miniatura. Lo han visto como una propuesta innovadora que hace conciencia de utilizar el cubrebocas, al mismo tiempo en que se consume el arte. Mientras la gente los pida, yo seguiré produciéndolos, estoy en redes sociales como ‘gustavopedrazaarvizu’, he recibido pedidos de varias partes de la República y los he enviado incluso al extranjero”.
Para el pintor y muralista, la contingencia sanitaria por Covid-19 representó una oportunidad para iniciar nuevos proyectos, como el caso de los cubrebocas; sin embargo, la misma contingencia provocó que tres exposiciones suyas fueran pospuestas debido al cierre de espacios públicos y a la prohibición de aglomeraciones.
“Hubo tres exposiciones que se pospusieron, eran en marzo, pero por la contingencia ya no pudieron realizarse, se pospusieron, aunque todavía no tenemos fecha. Una de ellas era una exposición en Bernal por las festividades del equinoccio, la segunda era en Cadereyta y la otra era una muestra con otros dos compañeros míos, que vamos a exponer en la rectoría de la UAQ. Me invitaron a hacer una exposición en el Senado de la República, eso también se está cocinando”.
Gustavo Pedraza considera que siempre hay lugar para el arte. Aun en plena contingencia, al interior de su casa, en pleno aislamiento social, siempre hay una forma para dejar fluir la expresión artística.
Por eso, a los jóvenes miembros de la comunidad artística les aconseja no dejar de practicar el arte y, por el contrario, aprovechar las ventajas de las redes sociales, que actualmente son los escaparates perfectos para exhibir el trabajo de los artistas.
Las obras del pintor queretano han traspasado fronteras estatales y nacionales, algunos de sus murales y barricas se encuentran en California y Guatemala, otros han llegado a la embajada de Austria en México.
En Querétaro, sus murales están presentes en el palacio municipal de El Marqués, donde refleja el contraste entre la vida antigua en la demarcación y todo el crecimiento industrial con el que cuenta ahora.
Otro de sus murales se ubica en la presidencia municipal de Ezequiel Montes, hecho sobre mármol. En la zona vitivinícola de Colón y Cadereyta Gustavo ha realizado obras de óleo sobre barricas de vino tinto.
Aunque quizá el más representativo de su carrera como artista es el mural que se encuentra en vestíbulo del auditorio de la Secundaria General número 1, en el que, a través de sus trazos, habla de la queretaneidad y los logros educativos de la institución.