A lado de una escuela telesecundaria había un terreno baldío, en donde vivía un perrito llamado Milaneso, todos pensaban que era un perrito de la calle común y corriente, pero por las noches entraba al laboratorio de la escuela en donde hacía misteriosos experimentos, el perro quería convertirse en humano, pero algo salió mal. La historia de Milaneso la pueden ver en el cortometraje animado ¡Guau, qué virus!, creación de alumnos y alumnas de la telesecundaria de El Sauz, comunidad de Tequisquiapan.
¡Guau, qué virus! está disponible en la página de Facebook del Museo de la Ciudad de Querétaro, al igual que Pantalla de cristal, corto animado de la telesecundaria de Higuerillas, Cadereyta, y Amor en tiempos reptilianos, una obra de estudiantes de telesecundaria de San Fandila, del municipio Pedro Escobedo.
Estos proyectos fueron coordinados por Paulina Rojas y Gerardo Muñoz para el proyecto Seis Ánimas Animas, que se realizó con apoyo del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) 2018. El proyecto consistió en acercar a jóvenes al cine de animación, enseñándoles de narrativa, diseño, fotografía, audio, iluminación y herramientas digitales de edición para producir un corto animado con la técnica de stop-motion.
“Desde mi punto de vista, Querétaro es un estado con mucha cultura, sin embargo, aunque existen esfuerzos, ciertamente hay municipios con escaso acceso al desarrollo cultural. Aunque les lleves espectáculos, no hay una apropiación social de la cultura, es más bien un consumo. Este proyecto nos permitió establecer un diálogo con adolescentes de comunidades muy desprotegidas culturalmente, entender sus necesidades y su contexto sociohistórico y de ahí partir para ayudarles a contar una historia que les signifique algo, no llevársela ya hecha y que sólo la consuman.
Tuvimos la oportunidad de presentarles las herramientas digitales muy simples, pero con un gran alcance y hacerles ver que no es tan complicado contar una historia a través de la animación clásica”, explicó Gerardo Muñoz.
Los cortometrajes fueron realizados en 2019, por estudiantes de telesecundaria, que en la mayoría tenían la idea de cómo hacer cine, pero no habían trabajado el stop-motion, una de las técnicas más antiguas de animación que, a través del desarrollo de nuevas herramientas tecnológicas de libre acceso, como el celular y aplicaciones que se pueden utilizar en el mismo dispositivo, permitieron a los participantes crear su proyecto y a la vez divertirse.
“Les explicábamos el proceso y se quedaban, alguna veces, muy extrañados, pero cuando ya uno de los equipos lograba animar una escena, se notaba el entusiasmo de todos los demás y aportaban más y más ideas. Y al final, cuando les enseñábamos el corto editado y terminado, siempre era de admiración, era muy satisfactorio para ellos y los maestros, todos se emocionaban y nosotros también. Varios nos dijeron que lo iban a intentar de nuevo, esperemos que sí”, platicó Paulina Rojas.
Siempre es muy satisfactorio trabajar con chicos y jóvenes, y creo que siempre es interesante trabajar a través del arte con ellos, porque ellos pueden tener muchas reflexiones sobre el trabajo, y siempre es muy valioso ir a las comunidades y escuchar sus ideas”, añadió.
El proyecto aún no ha terminado, quieren hacer más proyección de los cortos y realizar una exposición las marionetas y escenarios con los que trabajaron los niños para que los espectadores conozcan más acerca de la animación en stop-motion.