“Según una canción tradicional mexicana, las muchachas que miran y después se agachan son de pueblitos como del que vengo yo. Eventualmente, las muchachas de esos pueblitos pueden volver a mirar para después suspirar. Enrojecer de vergüenza es quemarse por dentro. ¿Servirá hundir la cabeza en el agua? Mi abuela decía que sobar el lóbulo de la oreja ayuda para evitar sonrojarse”, escribe Cosa Rapozo en el texto de sala de su exposición La vergüenza vino después, que se encuentra en Galería Libertad.
En el diccionario de la Real Academia Española se define a la palabra vergüenza como la turbación del ánimo ocasionada por la conciencia de alguna falta cometida, o por alguna acción deshonrosa y humillante, timidez, o encogimiento, que supone un freno para actuar o expresar.
Cosa Rapozo representa en video, en escultura y bordado, una exposición sobre la educación femenina relacionada con la vergüenza.
La serie está acompañada por un texto que la misma artista escribió, en donde revela como un “anecdotario y un susurro a tu oído”, historias que envuelven al espectador y lo hacen recordar sus propios momentos de vergüenza.
“Mi maestro de segundo año de primaria acostumbraba a tirar con fuerza de la patilla de los niños que se portaban mal. Un día jaló de la misma manera a una compañera que usaba el cabello corto. La reacción de ella no mostró la misma entereza de mis compañeros masculinos”.
La artista dice que la vergüenza la hemos heredado y la vestimos a diario. “A pesar de querer convertirnos en sinvergüenzas no logramos romper las ataduras de una ley natural consolidada. Somos administradores de los recuerdos que nos mantienen atados”, añade Rapozo, maestra en Artes por la Universidad de Guanajuato, quien además de la práctica artística se desarrolla como gestora y coordina el espacio independiente Obra Negra.
La vergüenza vino después forma parte de “Inquietudes íntimas”, cuarta temporada de exposición de 2021 de la Galería Libertad, que tiene permanencia hasta el 29 de agosto.