Salvador Dalí afirmaba que “la única diferencia entre un loco y yo es que yo no estoy loco”. Esta observación, tan críptica como profunda y surrealista, sugiere la compleja relación entre la creatividad y la demencia. En días pasados abordamos la polémica temática sobre si es posible separar el arte del artista, dimos una razón científica neurológica por la cual esto sería imposible de apartar. Fuimos puntuales al citar nombres que sabíamos previamente que padecían un trastorno y de ahí poco a poco fuimos tejiendo el hilo que nos conducía a la verdad, la verdad que se encuentra en los daños e irregularidades que puede presentar el hemisferio derecho del encéfalo y que irremediablemente están ligados en el proceso creativo de los artistas, políticos, líderes, deportistas, etc. No todos los artistas y personalidades padecen trastornos neurológicos, es un hecho, pero tal pareciera que son los menos. Según estadísticas del 2019 del Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME) y el Global Burden of Disease, el 18% de la población mundial padece un trastorno neurobiológico. Según la OMS la persona que sufra este tipo de trastornos presentará diversos síntomas psíquicos y la causa de éstos será debida a:
- Una enfermedad o lesión en el cerebro (claramente identificada).
- Una enfermedad a nivel sistémico (en todo el cuerpo) que a su vez afectará al cerebro al modificar el medio interno del organismo.
- La exposición a una sustancia externa que afecta el funcionamiento cerebral.
- Deprivación sensorial prolongada (ausencia total de estímulos) o deprivación de sueño.
Tras leer lo anterior, investigué sobre la vida de artistas que presentan este tipo de daño neural y que de ahí deriva su genialidad. Les hablaré un poco de: Horacio Quiroga (escritor), Sylvia Plath (escritora) y Francisco de Goya (pintor).
Artista: Francisco de Goya
Trastorno/enfermedad/síndrome: Esquizofrenia.
Causa de muerte: cardiopatía complicada por la enfermedad de Chagas.
Goya tuvo varias afecciones a lo largo de su vida, una de ellas provocó un daño cerebral orgánico: el Síndrome de Susac, enfermedad autoinmune que afecta el endotelio de las arteriolas precapilares del cerebro, retina, y oído interno. Goya quedó sordo y como consecuencia, además de una profunda depresión, el daño cerebral derivó en alucinaciones y confusión. A los 46 años, hoy podemos diagnosticar que Goya padecía una esquizofrenia leve, con tres brotes de la enfermedad que corresponderían a sus períodos de apatía, seguidos de una actividad frenética posterior. Además de sus afecciones, Goya vivió la invasión napoleónica a España, en la que José Bonaparte fungió como nuevo pintor de la corte. Se retiró de la vida pública y es aquí cuando, derivado de la depresión y el daño cerebral por el síndrome de Susac, comienza a crear lo que conocemos como “Pinturas negras” protagonizadas por extraños y oscuros personajes, que años más tarde liderarían toda su obra.
Artista: Horacio Quiroga
Trastorno/síndrome/ enfermedad: Depresión bipolar.
Causa de muerte: suicidio (intoxicación por cianuro).
El ambiente de Horacio Quiroga propició probablemente la decisión de suicidarse. Cuando tenía seis meses, mientras su madre lo amamantaba, le trajeron al padre muerto de tres tiros de escopeta. A los 13 años, el padrastro, en su presencia, se suicidó. Cuando tenía 20 años Quiroga mató accidentalmente a su mejor amigo, Federico Ferrando, con una pistola. Y finalmente, se casó con una mujer que se suicidó en presencia suya. Teniendo en cuenta esta red de circunstancias que hizo de Quiroga un caso patológico, el lector al examinar sus obras no puede menos que buscar en ellas algún elemento de anormalidad patológica o de incipiente locura que reflejara estas influencias. Enigma, soledad, destierro, muerte y desamor son los temas que emplea.
Artista: Sylvia Plath
Trastorno/síndrome/ enfermedad: Trastorno Afectivo Bipolar.
Causa de muerte: suicidio (intoxicación por monóxido de carbono).
Una considerable literatura ha relacionado el trastorno bipolar con el talento creativo. Se trata de un trastorno orgánico caracterizado por los estados de ánimo cambiantes, que fluctúan entre episodios eufóricos o maníacos seguidos de fases depresivas. Es un mal funcionamiento de los mecanismos bioquímicos —neurotransmisores— que regulan el estado de ánimo. Parte de la premisa de que la literatura y existencia se entrecruzan y alimentan, considera la obra de un artista en relación a su vida, ya que, hasta cierto punto todos escribimos a partir de las propias experiencias. Sylvia sabía que tenía algo que no funcionaba bien con ella: “Es como si mi vida fuera mágicamente manejada por dos corrientes eléctricas: jovial y positiva y desesperadamente negativa; la que sea que me esté gobernando en el momento domina mi vida, la inunda. Ahora estoy inundada con desesperación, casi histeria, como si estuviera siendo sofocada”. Solo se le trató como una paciente con depresión. ¿Qué habría sido de ella si hubiese recibido el tratamiento adecuado? Habría que verla nacer de nuevo y tratarla para saberlo. Pero está claro que su escritura sin sus fantasmas no habría podido repetirse. Como dice la propia autora: “La belleza nacida de la audacia es mucho más valiosa”.
Una investigación inspirada en Sylvia Plath nos pone en un contexto contable en el que podemos visualizar bajo una investigación historiométrica que los individuos altamente creativos tienen el doble de probabilidades de sufrir algún trastorno mental que las personas no creativas.