“El desapego nos permite 
comprender, a la vez, la 
intensidad del amor genuino 
y la identidad de la plenitud del ser: un ardor de paz”,

Dr. Alfonso Ruiz Soto

¿Estás dispuesto a cambiar para agradar al ser amado? ¿Cuántas veces no hemos escuchado que el amor requiere de sacrificio? Y que si el amor no duele y no nos cuesta, no puede ser amor. Para ejemplificar lo anterior vamos a recordar el mito de Eros y Psique (Eros mejor conocido como Cupido por los romanos). Psique era una mujer poseedora de una belleza física tan idílica que era adorada y comparada con Afrodita. El padre de Psique, desesperado por no encontrar un esposo para su hija, ya que todos los hombres se veían intimidados por su perfección, consultó al oráculo y este le dijo que debía abandonar a su hija en un acantilado, pues la diosa de la belleza estaba enojada por el atrevimiento de su hija al ser tan hermosa y ahí recibiría el castigo que sería impuesto por un ser grotesco y alado, es curioso cómo en cualquier época la belleza puede provocar entre féminas un celo profundo, un celo que puede llevar a la destrucción. El padre de Psique, obediente a los dioses, la dejó sola en aquel lugar.

Psique lamentaba haber ofendido a la diosa y antes de quedarse dormida sintió que el viento la levantaba suavemente mientras le explicaba que pronto conocería a su esposo, pero que si confiaba en el amor ciego, nunca debería de tratar de averiguar cuál era su identidad. Aquel viento la dejó frente a un palacio y efectivamente por la noche sintió el cuerpo de un hombre, suave y cálido que se acercaba a ella. Pasaron muchas noches juntos, platicaban y se poseían hasta que Psique quedó embarazada y entonces no pudo soportar más la curiosidad, ¿cómo era posible que no supiera quién era el padre de su criatura? Así que encendió una lámpara de aceite mientras su amado dormía y se encontró con el bello rostro de Eros que reposaba entre sus alas, sorprendida soltó la lámpara y el aceite quemó al joven dios. Enfadado le reclamó a Psique el no confiar en romper la confianza de aquel amor a ciegas: ¡Deberías estar agradecida! Mi madre ordenó hacerte daño, pero al verte me enamoré de ti y yo mismo me hundí una flecha en el pecho… ahora no podremos estar juntos, por tu culpa.

Psique lo buscó en la oscuridad y Afrodita se apareció ante ella, severa le ordenó que, si quería de vuelta a su hijo, tendría que pasar por una serie de pruebas, la última de ellas parecía imposible, debía viajar al reino de Hades, el inframundo y pedirle a Perséfone, reina de los muertos, que depositara una gota de su belleza en una caja. Psique logró esta tarea, pero antes de entregarle la caja a Afrodita, pensó que no pasaría nada si tomaba un poco de belleza para sí misma, pues todas las pruebas la habrían dejado …, al abrirla se dio cuenta que la caja no contenía belleza sino sueño profundo y mortífero. Cupido viendo el sufrimiento de su amada, acudió a su auxilio y le obsequió ambrosía, el néctar de los dioses y que vuelve inmortal a quien lo bebe. Una vez en el Olimpo, Afrodita la felicitó pues había pasado las pruebas y eso comprobaba que era digna del amor de su hijo.

¿Conoces a alguien que se ha puesto en riesgo con tal de no “perder” al ser amado? El mito de Eros nos lleva también a comprobar que el amor romántico debe ser desmitificado, es una tarea difícil cuando en redes sociales, y los dueños del entretenimiento como Disney y Hollywood nos repiten una y otra vez que el amor es desprenderse de sí mismo para poder ser del otro, que uno no vive sin el otro y que nuestra felicidad y autoestima es responsabilidad de nuestra pareja, ¿por qué nos es sencillo caer ante estos estímulos? ¿Por qué, como lo cita Afrodita, algunas personas se ponen a prueba a través del dolor y la renuncia para probar que son dignos de ser amados? Porque muchos han crecido, de manera inconsciente, con la necesidad de ser aceptados.

Las necesidades sociales surgen de las preferencias obtenidas a través de la experiencia, la socialización y el desarrollo. Tales necesidades persisten a lo largo del tiempo y existen como diferencias individuales adquiridas como parte de la propia personalidad. Ejemplos específicos son: el logro, la aceptación o afiliación, la intimidad, el poder, la importancia y la búsqueda de bienestar. La necesidad de aprobación de los demás equivale a decir: “Lo que tú piensas de mí es más importante que la opinión que tengo de mí mismo” … cuando la búsqueda de aprobación se convierte en una necesidad, tú entregas un trozo de ti mismo a la “persona exterior” cuyo apoyo es imprescindible para ti. Si ese tercero te desaprueba, te inmoviliza, aunque sea levemente.

Psique retrata a hombres y mujeres que se desprenden de su esencia y dignidad por un terrible miedo a perder, cuando la realidad es que nadie nos pertenece. Una vez que hemos concientizado la manera en la que amamos, es posible tener perspectiva y entender que solo nosotros somos responsables de nuestra felicidad y que el acto de amar debe ser siempre en primera instancia hacia adentro, a esto se le llama autoestima. Hemos crecido con la idea de que debemos dar todo por los demás y que reconocer nuestra valía, belleza, talento, nos hace pretenciosos, y la vanidad es algo que la sociedad no reconoce como cualidad, es por eso que se busca en el otro lo que uno cree que no existe en sí mismo, esto solo refuerza la idea del amor romántico.

Psique desconocía que el amor no lo puede todo, no puede con la violencia y los malos tratos; desconocía que las mujeres no nacimos para esperar, la única posibilidad de vivir el amor en el presente; Psique pensaba que hay que pelear para que el otro se sienta deseado, sabemos que quienes comparten orgasmos y risas realmente son los que más se desean, no rima, pero suena infinitamente mejor. Psique no entendía que no estamos condenadas a sufrir por amor, podemos tomar decisiones, elegir buenos compañeros y compañeras de vida, el amor no nos ata, no nos limita, Psique no sabía que ella tiene la capacidad de trabajar en los obstáculos internos y externos que le impiden disfrutar del amor.

El amor no se exige ni se mendiga, si no te aman acéptalo, si te amaron y ya no te aman asúmelo. No le pidas a nadie que cargue con tu dolor, nadie puede permanecer a tu lado a renunciar a su libertad por no hacerte daño. El amor es infinito, abierto, diverso. Atrevámonos todos a vivir el amor desde la ternura, el compañerismo, el placer y el disfrute.

Google News

TEMAS RELACIONADOS