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Dalia y Ludovico, más que una historia de éxito

A la escritora le dijeron que su hijo, diagnosticado con autismo, no terminaría la primaria; hoy él trabaja en su tesis, tras egresar de la UAQ

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15/04/2025 |07:38
Rocío G. Benítez
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Mucha gente le dijo a Dalia Larisa que su hijo Ludovico, diagnosticado con autismo a los tres años de edad, no iba a terminar la primaria, que no podría ingresar a una carrera y que siempre iba depender de ella.

Ludovico hoy es egresado de la licenciatura en Comunicación y Periodismo de la Universidad Autónoma de Querétaro, actualmente trabaja en su tesis para titularse, además está escribiendo y quizá, como su madre, tiempo después pueda publicar su obra.

“Si bien sigue viviendo conmigo, tiene varios niveles de independencia y sé que puedo estar tranquila, sé que él se puede cuidar y puede pedir ayuda, porque hay una red de apoyo. Él confía en sí mismo, es buen diseñador, está escribiendo y en algún momento podrá publicar algo de su propia autoría. Sí es obsesivo compulsivo, tiene que clasificar todo hasta la basura, pero es social, es un hombre bueno y confiable”, comparte la escritora Dalia Larisa J. Otero a EL UNIVERSAL Querétaro.

El mismo Ludovico dijo en una entrevista: “Mucha gente te va a decir que no puedes, pero siempre hay al menos una persona que te va a querer a ayudar”.

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Algunas personas dicen que el caso de Ludovico es un éxito, pero Dalia explica que ese éxito es en realidad un trabajo de tocar muchas puertas.

“En lo que a mí me toca, estuve con varias asociaciones de madres de niños con autismo; la mayoría de las parejas que tienen hijos en estos espectros de discapacidad terminan separándose y la mamá es quien termina haciéndose cargo de todo. He visto que los hombres tratan de desentenderse y evitar cuestionar que hay un problema, entre menos se sacrifiquen ellos, mejor. Me tocó en su momento, hace 10 años, proponer que integraran en el Inegi una pregunta sobre discapacidades no visibles, para con eso justificar cuotas de inclusión en escuelas y espacios públicos, y eso ha ayudado”.

Como escritora, Dalia compartió el primer momento en que la idea del autismo se presentó en su vida, en un poema que se incluye en el libro Ludovico, el volador, en donde cuenta su maternidad; y dicha obra tardó 20 años en publicarse.

“He encaminado mis pasos a casa de mis padres, llevo a Ludovico en carreola, una llamada de emergencia me pondrá los nervios de punta en unos minutos, el hospital quiere enterarme de unas pruebas sobre retraso mental, unas tontas pruebas que tomaron mal, pero que nadie me dice sino hasta que me enteran que tienen que volver a sacarle sangre de su talón. Talón de Ludovico picoteado, talón que llora. Su madre descansa, en cambio, su bebé es normal. Y su madre una tonta asustadiza”.

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En el presente Dalia recuerda que a Ludovico lo diagnosticaron con autismo hasta los tres años, luego de un electroencefalograma. Ahí comenzó el largo caminar de Dalia, quien se entregó por completo a su labor de madre de un niño autista, hecho que la llevó a convertirse en activista, buscar escuelas adecuadas para su hijo, además de terapeutas. También tenía que trabajar como docente para sustentar esa vida de peticiones especiales.

Es por ello que su papel como escritora y gestora cultural quedó suspendido, hasta hace algunos años, cuando Dalia comenzó a compartir esos textos que en sus tiempos libres escribía; ahora está dedicada a abrir y compartir espacios literarios.

A principios de abril se conmemoró el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, donde participaron muchos colectivos referentes al tema en las marchas organizadas en Querétaro. Dalia explica que principalmente son hombres los pacientes diagnosticados.

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“El autismo es más de varones, por cada 10 niños con autismo verán dos niñas máximo, en general se recarga generalmente a los varones”.

También refiere que no son solamente niños, porque esos infantes crecen y se convierten en adultos, lo que ha llevado a la creación de clubes en donde las personas con autismo conviven.

Dalia dice que hablar del autismo no debería centrarse únicamente en un día o un mes, sino en todos los días y plantear el diálogo en todos los espacios posibles.