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El Convento de San José de Gracia de Señoras Pobres Capuchinas de Querétaro data del año 1721, su construcción de paredes robustas y techos altos permitía espacios luminosos y con buena ventilación, para garantizar la sanidad en cada área. En tiempo de pandemia, es importante destacar ese dato. En su espacio se albergaron monjas, huérfanos, pobres y enfermos.
“El edificio, en el que está alojado el museo (de la Ciudad), data de 1721, se construyó en muy poco tiempo, con muy buenos recursos, y es un ejemplo de los edificios conventual femenino (…) Hay documentos, planos, crónicas, relaciones de funcionarios y clérigos respecto a esta comunidad femenina que ocupa un enorme espacio dentro de la ciudad de Querétaro”, explica el museógrafo y colaborador del Museo de la Ciudad, Manuel Oropeza, en la miniserie documental Donde el silencio tiene su trono.
Las estrictas reglas se establecieron desde la creación del inmueble, marcando la ubicación de cada una de las áreas con las que contaba, como el huerto, enfermería, panadería y los baños. También se definieron los cargos que tenían sus habitantes, quienes debían seguir la rigurosa disciplina, desde el orden interior, como el orden comunitario.
Con la Guerra de Reforma, el convento se utilizó como cuartel, así, una parte de Capuchinas se convirtió en la última prisión de Maximiliano de Habsburgo. Después fue sede de los Tiradores de Querétaro y los Rurales del estado. Los espacios del antiguo edificio se diversificaron. A finales del siglo XIX, la fracción donde se ubican las celdas donde el emperador pasó sus últimas horas, fue adquirida por un particular, y en 2003 se abrió como Museo de la Restauración de la República.
El inmueble, junto al templo de Capuchinas, de ser utilizado como oficinas, en 1995 se rescata y el 14 de febrero de 1997 se inaugura el Museo de la Ciudad “como centro vivo de la diversidad cultural de Querétaro”. A 25 años, tras pasar el encierro de la pandemia, el Museo de la Ciudad se mantiene como el recinto cultural con más vida en Querétaro.
Tiene 22 salas de exhibición, incluyendo la misma oficina de su director, Gabriel Hörner, en donde también se hacen exposiciones e instalaciones. Seis mil exposiciones, más de mil 500 conciertos, más de 10 mil funciones de teatro, más de ocho mil funciones de danza, más de nueve mil funciones de cine, más de tres mil talleres, cursos y diplomados, más de dos mil actividades literarias, son parte de las actividades que, junto con artistas, gestores y público, le dan vida al Museo de la Ciudad.
Hoy celebra su aniversario, con las exposiciones Las rodillas del Ciprés de Javier Barrios, El ruido del mundo al caer de Joaquín Segura, ambas con curaduría de Inbal Miller y Edgar Alejandro Hernández; Goya vs Bacon de Artemio Narro; Anexados de Valerio Gámez; Stock de Gaspard Le Guen; Cinco-grafías, colectiva con gráfica de Martha Pacheco, Ana Luisa Rébora, Víctor Hugo Pérez, Enrique Oroz y Juan Carlos Macías y la instalación Airscapes de Rafael Beneytez-Duran y Peter Jay Zweig.