“La fotografía es la más celosa de las amantes, pero la que nunca te abandona”. Ésa es la frase que durante muchos años observó desde una pared el trabajo y la vida del fotoperiodista queretano Demian Chávez, en la agencia Obture, fundada en la ciudad de Querétaro como un colectivo junto con otros talentosos fotógrafos, hace ya casi una década.
Despreocupado y amable, es difícil caminar a su lado por la calle sin saludar a por lo menos una persona: ¡hola carnalito! ¡Qué gusto verte! Su presencia en las ruedas de prensa o en los eventos que cubre como parte del staff del periódico EL UNIVERSAL Querétaro, así como corresponsal de La Jornada y la revista Proceso, además de ser freelance de agencias a nivel internacional, siempre es recibida con alegría y sonrisas. De él, se suele decir que aparte de ser un gran y talentoso fotógrafo, es un caballero y un artista.
Y es que a propios y extraños sorprende la modestia y amabilidad de este fotógrafo ganador del Premio Estatal de Arte (2000), Premio Estatal de Periodismo en la categoría de fotografía periodística (2005) y recipiendario de la Medalla “Ezequiel Martínez Ángeles” (2013), entregada por la Legislatura del Estado en reconocimiento de su labor periodística.
De visita con su hijo Mateo en el Shedd Aquarium, en la ciudad de Chicago, Illinois, se detiene en una estación donde dos jóvenes invitan a los niños a hacer trazos de peces y delfines.
Demian, con una arraigada formación profesional como artista visual en la Universidad Autónoma de Querétaro, que lo ha marcado desde muy joven y que probablemente le ha aportado a lo largo de toda su carrera ese toque que lo diferencia de sus colegas, se detiene para sacar un plumín que guarda en su inseparable chestbest y sin pensarlo ni un minuto dibuja con sorprendente habilidad un caballito de mar. Los muchachos se miran asombrados entre ellos y luego a él.
“¿Es usted artista?”, le preguntan. “No, el talentoso es mi hijo”, afirma Demian, mientras deja que Mateo dé color al bello dibujo, que queda plasmado en la hoja, entre formas irreconocibles de rayones, puntos y manchas de los otros pequeños.
No pueden saber los jóvenes del Shedd Aquarium que el fotógrafo va camino a París, Francia, a montar dos exposiciones de su trabajo fotográfico, como parte de la Semana Global, organizada por el Instituto de los Mexicanos en el Exterior de la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Embajada de México en Francia.
La primera llegará más allá de la capital parisina, su destino es Aix-en-Provence, al sur de Francia —la tierra del pintor postimpresionista Paul Cézanne—, en donde, a partir de hoy, La Maison de L'Espagne albergará el resultado del estudio que realizó en 2014 para el también muy renombrado actor Erik de Luna quien, personificado de La Catrina, efectuó un recorrido por el tradicional Mercado Escobedo con motivo de la edición del libro Caminando por Querétaro con La Catrina, en el que confluyeron plumas y visiones de diferentes periodistas y fotoperiodistas del estado.
La segunda, a inaugurarse este viernes 8 de noviembre en la Ciudad Luz, en el Centre Culturel Maison de MAI, es una parte del exhaustivo registro que —a lo largo de más de 15 años— el fotoperiodista ha hecho de La Fiesta Grande, la de la Santa Cruz, y las mesas de Concheros.
Estas expresiones culturales, piezas imprescindibles de la identidad mexicana y específicamente de la queretana, se encuentran apasionadamente plasmados a través de su lente; y tienen además un particular significado, casi intimista, para el fotógrafo: el documental de Concheros es un trabajo con el que ha conseguido entablar un vínculo estrecho con las dinastías de danzantes queretanos a través del tiempo.
Mientras que La Catrina va al mandado refleja la relación que tiene Chávez con el Mercado Escobedo, en donde trabajó de niño y adolescente, cuando comenzaba apenas a interesarse por el cómic, el cine y la fotografía.
Ambas muestras destacan por el intenso colorido, el movimiento y la presencia siempre cercana del fotógrafo, quien, con su muy definido estilo, convierte estos eventos —Los Concheros y la Catrina en el mercado— en retratos profundos y documentales de su propio tiempo y espacio, en los que elementos como el folklor y la cultura mexicana se rinden sin remedio a la mirada siempre oportuna, iluminada y contundente de este artista.
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Invitación.