Patricia Arceo tiene 62 años de edad y desde hace 10 decidió incursionar en el Concurso Nacional de Plañideras que se realiza anualmente en el municipio de San Juan del Río, un gusto que contagió a su hija Karla y que ahora comienza ser del interés de su nieta.

Doña Patricia comenta que fue entre 2012 y 2013 que llegó a vivir a San Juan del Río, proveniente de la Ciudad de México, desde su primer año como sanjuanense se enteró del certamen y, con trabajo, convenció a su hija de acompañarla a concursar. Dice que no recuerda si en aquel entonces quedó en algún lugar en particular, pues además de que eran pocas participantes, alrededor de 12 mujeres, a todas se les entregó un premio que, anteriormente, era en especie.

“Recuerdo que a todas les dieron premio, en ese entonces el premio era que una televisión, que un karaoke, cosas así, no eran en dinerito [dice sonriendo]. Así fue como concursamos y esta niña [su hija], que no quería concursar, al final de cuentas quedó en octavo lugar”, relata.

Contrario a su hija, doña Patricia reconoce que para ella el saber que el concurso se aproxima es motivo de nervios y  desde días antes comienza a imaginar qué personaje le podría tocar para que le llore y lo que podría decir al respecto, pues en cada ocasión, hasta que llegan las concursantes, les dicen por quién deben derramar lágrimas.

“No sabes qué personaje te va a tocar o hay algún personaje que luego te ponen que dices: ¿y este quién es o quién fue?, entonces así ha pasado no sólo a nosotras sino a todas, que no sabemos ni quién fue, qué hizo, a veces ni el público sabe”, se ríe, mientras recuerda sus experiencias.

Mientras que para Karla Patricia, hija de doña Paty, el proceso para concursar es diferente, pues asegura que ella lo único que prepara   es su ropa y, dependiendo de su estado de ánimo, es el tipo de plañidera que presenta, ya que  es un personaje que deja que fluya natural en ese momento.

“No ensayo, no practico, no hago un guión, es completamente empírico. No nos han dado un personaje, ese día llorando nos van a decir a quién le vamos a llorar, tenemos un minuto […] Me ha tocado [llorarle a] Juan Gabriel, [Gabriel] García Márquez, los presidentes municipales, Chabelo me tocó también, son personajes famosos, vivos o muertos, pero es en un tono cómico”, detalla.

Aunque recuerda que en una ocasión el certamen sí se hizo en un tono serio, dejando la comedia de lado, no se tuvo tanto éxito como cuando se hace de manera más cómica, pues asegura que “la gente lo que busca es divertirse, buscar un rato ameno, con su familia y los niños y no sentir más dolor del que ya se trae a veces cargando”.

Al preguntarle en qué se inspira para llorar y armar su personaje, no le toma ni medio segundo cuando comienzan a brotarle lágrimas de los ojos, mientras explica que toma de inspiración desde vivencias propias, películas o recuerdos de personas que ya no están,  pues “aunque es un tono cómico, es importante honrar su vida”.

Llevan el drama en la sangre

Karla tiene tres hijos, quienes disfrutan del drama y el show que montan su madre y su abuela; sin embargo, la única nieta ya comienza a mostrar indicios de que le gustaría seguir los pasos de la familia y, en un futuro, participar en los concursos de plañideras.

“La niña en especial se divierte mucho viendo y en la casa sí se pone un velo y comienza a hacer su drama, que ni se le da lo dramática [dice con gracia], pero no se anima a ir todavía aunque todavía no hay categoría infantil, pero sí le gusta acompañarme, ella dice que trata de no reírse, no llora, pero sí se queda toda seria y cabizbaja, yo creo que sí [concursará], le gusta mucho también expresarse así con la gente”, abunda.

Tanto para Karla como para su madre, el participar como plañideras se ha convertido en una tradición familiar, pues esta época representa un momento en que la familia hace todo junta, desde adornar la casa, elegir el atuendo para competir y todo lo que hay alrededor de esta celebración que, admiten, es su favorita del año.

Mientras expresan todo esto, doña Patricia se dirige a su clóset para sacar un folder en el que guarda las convocatorias de prácticamente todos los años en que han concursado, “guarda todo”, dice Karla dirigiéndose a su madre, pues  tiene recortes de diversos periódicos donde han aparecido cuando se suman al certamen, además de diversos reconocimientos, dado que en otros estados les han pedido que  asistan para hacer demostraciones, incluso saca un cheque gigante, de esos que les entregan de manera simbólica cuando obtienen uno de los lugares premiados, todo ha guardado, en su sala también lucen  los trofeos que su hija ha obtenido  durante  estos años.

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