Encontrar en la pintura más que una disciplina artística, llevarla a un punto de conexión con la mente, encontrar en ella un lugar seguro, detectar en el lienzo una vía de sanación, así como un camino formativo, son algunas de cualidades que niños, jóvenes y adultos pintores —que son parte del centro de desarrollo artístico El Aleph arte & evolución— han hallado en este arte.

Desde hace aproximadamente cinco años, los pintores queretanos Esmeralda Neresis y Jonatán Olvera establecieron El Aleph, un espacio que se ha convertido en un semillero de inspiración para pintores.

“La forma en que manejamos el concepto del arte en El Aleph es que ellos encuentren primero su centro, que tengan un lugar a donde venir y absorberse de su día a día, de todas las presiones que tienen en las escuelas, en casa, que es lo normal en un adolescente y que encuentren su espacio con temas que les interesen a ellos, donde prueben sus habilidades”, explica Esmeralda.

La capacidad creativa de una persona, agrega, tiene un impacto positivo en la autoestima, pero psicológicamente también brinda herramientas. Esmeralda, quien también es terapeuta, se ha focalizado en la formación de grupos jóvenes y de adolescentes, de la mano de ellos busca propiciar un espacio de paz emocional, de espiritualidad y de reconciliación.

“Nuestra capacidad creadora no solamente te cambia tu autoestima, sino que psicológicamente te da herramientas bien importantes de valor para la vida, te ayuda a sentirse como parte de, de una pertenencia, te empodera. He descubierto que este grupo que es más joven, quizá no se integra tanto como yo quisiera, pero también es parte de su personalidad adolescente, pero no me importa, lo que yo quiero es que vengan aquí a reconciliarse con ellos, que ellos encuentren un espacio de paz, encontrar la paz emocional, la paz espiritual”, expone.

Desde hace dos meses, Denis, de nueve años de edad, ingresó al centro Aleph. Comparte que desde tiempo atrás le gustaba dibujar y ahora explora la pintura. Atraída por la naturaleza, trabaja en una obra en la que plasma el vuelo de unas mariposas.

Mientras que desde 2020, Fabiola Osorio comenzó a desarrollar sus habilidades artísticas de la mano de Esmeralda Neresis. Ahora trabaja en su tercera obra: una réplica de una mujer cautiva por el olor de una rosa.

ara Fabiola ser parte de este centro ha sido una experiencia terapéutica y la posibilidad de retomar una inquietud que tenía desde su infancia. Titania, como firma su obra, comenta que este nuevo acercamiento con la pintura le ha permitido sanar emocionalmente.

“Retomé la pintura por un caso de ansiedad y depresión, es canalizar esa energía en algo padre, eso transmutarlo a algo que lo puedas plasmar y ayudarte a liberar esa energía, transformar eso negativo en algo positivo. Y aparte te da satisfacción ver algo que estás haciendo tú, es bonito ver transformada esa energía”, relata.

Ahora, Fabiola busca generar su propio estilo y visualiza un próximo proyecto para pintar sobre lo terrenal y lo espiritual.

Con los inicios de la pandemia, Fátima, joven de 14 años, comenzó a formar parte de este grupo de pintores emergentes. Refiere que desde pequeña dibujaba en sus libros y libretas; motivada por este gusto, su madre la acercó al centro El Aleph. De momento, trabaja en una pintura de estilo cyberpunk que refleja a una mujer en batalla.

Gabriela Martínez, madre de Fátima, señala que ha sido transformador conocer los intereses de la joven.

“Para mí ha sido muy importante, es muy transformador, porque los adolescentes son diferentes […] y este espacio les da como calma, concentración, apoyar en lo que ellos quieren hacer, identificar qué quieren ellos, porque luego queremos meterlos a clases que ni al caso y que ellos exploren lo que quieren hacer”, refiere.

A través de la pintura Lesli, de 11 años, encontró un lugar seguro para externar sus emociones. “A mí me gusta pintar porque descubrí que es mi lugar seguro, porque hay emociones que no me gusta compartir y mejor lo expreso con las pinturas. Me siento más segura aquí. Me gusta mucho dibujar jardines con flores, porque me surge paz, me relaja”.

Esmeralda Neresis y el realismo social

Esmeralda Neresis tiene una carrera de más de 16 años. Su trabajo comenzó con piezas surrealistas, después con el arte abstracto. Con la guía de Jonatán Olvera aprendió más del realismo. Al combinar su perfil como pintora y terapeuta, se fue acercando al realismo social.

“El realismo social es la manifestación del arte en las situaciones que vivimos de forma política, social, psicológica, que está viviendo el artista en su momento, tengo varias series que he hecho sobre papel periódico, en lienzo y en otro formatos, donde hablo de algunas situaciones que se presentan socialmente”, refiere.

Uno de sus grandes gustos es trabajar con adolescentes, de forma tanto artística como terapéutica, pues encuentra en ello la oportunidad de llevarlos a mejores estados.

En agosto, el centro artístico El Aleph cumple cinco años de actividad, en los que han tenido más de 120 alumnos, aproximadamente 30% están exponiendo incluso en el extranjero.

El Aleph ha sido semillero de artistas emergentes, comenzó transformando un criadero de pollos en un espacio artístico. Esmeralda se ha focalizado en grupos de artistas que incursionan y Jonatán en los talentos maduros, ambos buscan promover que existe una forma profesional de hacer arte.

Los interesados en ser parte del centro pueden contactarlos a través de las redes sociales de El Aleph arte & evolución.

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